Es habitual considerar que la Historia necesita del transcurso de un
cierto tiempo para que se le pueda atribuir la imprescindible
imparcialidad. Lo cierto es, sin embargo, que la Historia no estudia el
pasado remoto sino el ser humano en el proceso del cambio. Algunos
grandes historiadores clásicos fueron testigos de lo que narraron. Sólo
en el siglo XIX, cuando tuvo lugar la conversión de la Historia en una
ciencia apareció como requisito el alejamiento cronológico. Intentar la
Historia del tiempo actual pareció, en adelante, imposible por la
carencia de fuentes y porque el historiador resultaría demasiado
subjetivo. Así ha solido suceder en países como España, en los que el
pasado ha sido muy conflictivo.
Hoy en día, sin embargo, ni en España ni en ninguna otra parte del
mundo, se juzga que la Historia de la época más reciente -la posterior
a 1945- deja de ser científica por el solo hecho de la proximidad. Un
historiador del tiempo más reciente debe ser cuidadoso con la
imparcialidad y hacer una Historia en cierto modo provisional porque
pueden aparecer nuevas fuentes, pero tiene también la ventaja de poder
captar mucho mejor el ambiente del momento que él mismo vivió. Pero,
además, hay factores que hacen inevitable intentar, al menos, la
Historia del tiempo presente. La aceleración del tiempo, la
multiplicidad y volumen de las fuentes parecen exigir una explicación
causal, basada en la sucesión del tiempo, y sintética que sólo puede
proporcionar la Historia. Esta no sólo ofrece una disciplina
intelectual y una densidad de su explicación, frente a la demasiado
efímera del periodista, sino que además contribuye a la formación moral
porque facilita la tolerancia.
La Historia del tiempo presente tiene un especial sentido en el caso de España. Así como la guerra civil hizo nacer un régimen que duró hasta 1975,
a partir de esta fecha se trató de fundamentar una nueva convivencia
iniciando un camino nuevo. La memoria de la guerra civil, como
catástrofe que era preciso evitar, contribuyó muy positivamente a la
transición democrática que inauguró nuestra actualidad y lo hizo de un
modo ejemplar para buena parte del mundo.
ARTEHISTORIA (C) Javier Tussell http://www.artehistoria.jcyl.es/histesp/contextos/7451.htm