EL MARXISMO HA MUERTO Y NO SE HA ENTERADO TODAVÍA
Es completamente humano el tratar de perseverar en una ideología
cualquiera, sean cual sean los cambios que ocurran en la realidad y eso
lo digo por experiencia propia, porque creí en el marxismo y a pesar de
constatar en Cuba de primera mano el fracaso del sistema, todavía
esperaba que el milagro de la "perestroika" y la "glassnot" lo salvaran
en el mundo.
Pero me parece un poco absurdo para quienes profesamos una
filosofía que se jactaba de ser científica, echar por la borda el hecho
innegable del fracaso del sistema, repetido en más de una docena de
países que emprendieron el experimento social propugnado por dicha
filosofía "científica". Sobre todo si recordamos que Marx mismo en las
tesis sobre Feuerbach dice que la verdad o no verdad de una proposición
es ante todo un problema práctico, que es en la práctica donde el
hombre debe demostrar la verdad, la realidad, y la terrenalidad de su
pensamiento.
Todo filósofo o sociólogo tiene que decirse a sí mismo, que un
fracaso o dos pueden ser sólo hechos casuísticos, pero un número mayor
hace pensar que hay un principio erróneo en la base ideológica que
animaba esos experimentos, o que hay una ley o principio que desconocía
esa base.
Aún profesando esa filosofía, creí descubrir un principio o ley no
tenido en cuenta por la doctrina marxista, y que luego de la caída del
sistema socialista mundial creí absolutamente comprobado.
Ese principio lo llamo principio o ley piramidal y establece que en
todo sistema sea social, biológico o físico, existen fuerzas de
atracción y repulsión que tienden a estructurarse piramidalmente en
niveles de relaciones, con una cúspide que ejerce una fuerza de
integración sobre el resto que funge como base del sistema, en la que
radican las fuerzas de desintegración.
Si tenemos, por ejemplo, una secta religiosa dada, la cúspide del
sistema radicará en el gurú del grupo y sus ayudantes, que ejercen una
fuerza para mantener el grupo cohesionado, y en la base se hallan los
creyentes o seguidores del líder, quienes si por cualquier razón se van
desencantando del mismo, pueden iniciar un éxodo que al final
desintegra al grupo.
El cemento de todo grupo social es siempre una creencia dada, de la
cual teóricamente son dueños o participantes activos los miembros del
grupo, pero por obra y gracia del principio piramidal, la cúspide es la
que en realidad es dueña de dicha creencia, pues es quien la interpreta
y modifica.
Si usted como individuo forma parte de un grupo y no tiene
posibilidad real de irse del mismo, usted esta preso,
independientemente de si está contento o no con la prisión. Es decir,
un grupo cerrado ejerce un monopolio sobre el individuo, si éste no
tiene opción.
He aquí una de las primeras cosas que el marxismo descuida, que
nunca menciona siquiera, y que por lo tanto destruye: la libertad
individual como materialización de la libertad de opciones.
El sistema capitalista tiene que luchar contra los monopolios,
porque estos dejan sin libertad de opciones y explotan a los individuos
en el campo donde se establezcan.
En el socialismo marxista se establece un gigantesco monopolio que
deja sin ninguna opción al pueblo donde se implanta, que incluso por sí
mismo no puede escapar de él.
El mejor símil de un sistema comunista es el llamado "agujero negro"
que pulula en el espacio interestelar, y en donde las fuerzas
gravitatorias son tan enormes que ni la misma luz puede escapar del
mismo.
Si las fuerzas integradoras de una sociedad dada son tan grandes
que establecen una sola pirámide, se crea el supermonopolio, se crea el
"agujero negro" social que destruye toda la individualidad, toda libertad
de opción. De ahí en adelante, el Rey de Nuevo Cuño dictará la vida de
todos y cada uno de los miembros del agujero O convierte el reino en una
carnicería como Stalin, o lo convierte en un feudo miserable como
Fidel, o lo desarma sin un tiro como Gorbachov.
La única manera de evitar el monopolio destructor es la pluralidad
en todos los campos: la pluralidad de dueños, la pluralidad de
partidos, la pluralidad de creencias, la pluralidad plural.
La no comprensión del principio o ley piramidal lleva a los
marxistas contumaces, a soñar que es posible en un régimen comunista la
existencia de libertad. Dichos regímenes comunistas no pueden dar la
libertad que sueñan estos ilusos, porque las fuerzas desintegradoras en
el seno del pueblo son enormes y sólo una gigantesca represión puede
contenerlas. Esa es la razón por la que el Partido Comunista de China
lleva su país al capitalismo en lo económico, pero mantiene lo más
posible el autoritarismo en aras de la unidad de un gigante[1], un ojo
anhelante del desarrollo económico y el otro espantado por la
desintegración de la URSS y Yugoslavia.
Para que haya libertad en una sociedad dada es imprescindible la
existencia de pluralidad de poderes en la misma. Y a mayor pluralidad
de poderes, mayor libertad. Esa libertad también está amenazada en los
países capitalistas por la creación de supermonopolios.
El fracaso del socialismo marxista no se debe a la inobservancia de
éste o de aquel postulado de la doctrina, sino a que desconoce un
principio o ley que para mayor desgracia (porque no es un principio que
me agrade) no es tan sólo social, sino biológico, físico. Es en efecto
una ley de aplicación universal.
Los elementos positivos de la doctrina marxista son:
1- Expresa
de una manera dinámica la simetría bipolar del Universo, ya observada
por los chinos (yin-yang), mediante lo que llama unidad y lucha de
contrarios, aunque lo haga de una manera especulativa, abstracta, y
absolutizadora.
2- Destaca que la calidad no es más que una diferencia en cantidad.
3- Si se sustituye el concepto de clase
marxista, por el de grupo como ente real constituido (que coarta la
independencia de los componentes y los mueve como una unidad) se puede
aceptar que:
a) La Historia puede ser expresada como la lucha de grupos.
b)
Que esos grupos se caracterizan por sus distintas ideologías que
imponen a sus miembros y que tratan de imponer a los demás grupos.
c) Que las ideologías se materializan en la supraestructura, en instituciones, en leyes, en costumbres sociales, etc.
4- Denuncia
los excesos que se generan en las sociedades cuando el darwinismo
económico convierte la sociedad en una jungla de sálvese quien pueda.
LOS ERRORES DE LA FILOSOFÍA COMUNISTA :
Los errores de
principio de la Filosofía Comunista (y por lo tanto, de Marx, Engels y
Lenin[2]) de acuerdo al punto de vista adoptado por la Filosofía
Concreta Relacional Relativista y Antropológica son:
1- Darle
validez absoluta a las categorías abstractas y metafísicas de Hegel y
crear otras, sin armonizarlas con las derivadas de las ciencias, en
contra del natural concreticismo que le debe ser consustancial a las
doctrinas naturalistas.
2- Darle
categoría de entes a lo que son funciones, lo que le permite jugar con
los conceptos de dictadura de la burguesía y del proletariado. Declarar
opuestos a conceptos o categorías en vez de a entes sociales reales,
como las ya referidas de burguesía y proletariado, declarar opuestos o
contrarios a los entes con sus propias relaciones, como si los entes
fueran algo aparte del conjunto de sus relaciones, mediante la falacia
de la lucha dialéctica entre contenido y forma, que distorsiona las
relaciones entre ser constituido y seres constituyentes, como medio de
justificar las revoluciones que serían la síntesis dialéctica de la
contradicción entre fuerzas productivas y relaciones de producción.
3- Realizar
análisis retrospectivos a partir de un punto posterior en la historia,
el capitalismo, y racionalizar, forzar, los resultados para que
concuerden con la premisa. Por ejemplo, plantear que el hombre fue
creado por la herramienta, por el trabajo, en vez de lo natural, que es
lo inverso.
4- Descuidar la importancia de los factores que separaron al hombre de los animales.
5- Sobrevalorar en demasía el papel propio en la historia del mundo. Creerse los Mesías de un Nuevo Advenimiento.[3]
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Copyright © Arnoldo Águila. Esta es una versión anterior a la que aparece en el libro.