Ante el espejo
Me ha
engañado el espejo, dulce engaño, devolviendo una imagen que no es
mía; mi desnudez le ofrezco cada día envuelta sólo en el vapor
del baño.
Nunca me
devolvió un reflejo extraño, sólo a mí, en mi tristeza o mi
alegría, pero hoy vi que tu rostro aparecía bajo mi pelo de
color castaño.
Y al
mirarme tus ojos fijamente, mi piel mojada te sintió presente, y
me abrazó un ligero escalofrío.
Y no
sabré decir si mi delicia vino de tu caricia o mi caricia, mías
tus manos, y tu rostro mío.
Francisco
Alvarez
|