Vuestros hijos no son vuestros hijos. Son los hijos y las hijas del ansia de la Vida por sí misma. Vienen a través de nosotros, pero no son nuestros. No obstante vivan con vosotros, no os pertenecen. Podéis darles vuestro amor, pero no vuestros pensamientos Porque ellos tienen sus propios pensamientos. Podéis abrigar sus cuerpos, pero no sus almas Pues sus almas habitan en la mansión del mañana, Que vosotros no podéis visitar, ni siquiera en sueños... Podéis esforzaros en ser como ellos Pero no intentéis hacerlos a ellos como vosotros Ya que la vida no retrocede, no camina para atrás, No se detiene en los dias pasados, ni en el ayer.
Vosotros sois el arco Del cual vuestros hijos son lanzados como flechas vivas. Que la tensión que os causa la mano del arquero, sea vuestro gozo. Ya que así como él ama la flecha que vuela, ama también el arco que permanece estable.