Jeffrey Blankfort es un fotoperiodista estadounidense, productor de radio y analista de Oriente Medio. Es un bien conocido activista en favor de Palestina cuyos artículos y escritos se publican en muchas publicaciones progresistas.
Actualmente está presentando programas en KZYX en Mendocino, California, y KPOO, en San Francisco. Blankfort fue director de Middle East Labor Bulletin y co-fundador de Labor Committee of the Middle East. En febrero de 2002 ganó un pleito contra la organización sionista Liga Anti Difamación (Anti-Defamation League, ADL) de la que se descubrió que había espiado a ciudadanos estadounideses crítivos con Israel y sus políticas expansionistas.
Jeffrey me concedió una entrevista exclusiva para discutir sobre la influencia del lobby israelí sobre quienes toman decisiones en el gobierno estadounidense, el ilegal y clandestino programa nuclear israelí, las perspectivas del conflicto israelo-palestino y la inminente amenaza de un ataque israelí contra las instalaciones nucleares iraníes.
Blankfort es bastante franco en sus críticas contra el régimen de apartheid de Israel y cree que Israel es la amenaza más inmediata para el futuro de nuestro planeta.
Kourosh Ziabari: En su artículo “The Israel Lobby and the Left: Uneasy Questions”* usted examina minuciosamente el dominio del lobby israelí sobre el gobierno estadounidense y cita buenos ejemplos de la influencia de acaudalados sionistas sobre compañías multinacionales y sobre la corriente dominante de los medios de comunicación en Estados Unidos. Mi pregunta es ¿cuáles son las causas fundamentales de este enorme poder y de esta inmensa riqueza que han poseído los sionistas? ¿Cómo se apoderaron los judíos de los vastos recursos de poder y de dinero que les han hecho capaces de encuadrar, modificar e invalidar las ecuaciones políticas de Estados Unidos?
Jeffrey Blankfort: Esta pregunta exige una respuesta larga y complicada. En resumen, tras la Segunda Guerra Mundial emergió un importante y bien organizado segmento de la comunidad judía estadounidense que se ha dedicado al establecimiento y prosperidad de un Estado judío en la Palestina histórica en el que ni las vidas ni el bienestar de los árabes palestinos originarios de ella tenían importancia.
El hecho de que este segmento no representara (ni haya representado nunca) a la mayoría de los judíos estadounidenses ha sido más que compensado por su febril actividad a favor de Israel en cada sector crítico de la sociedad estadounidense y a cada nivel de la vida política de la nación. Sin embargo, su éxito no habría sido posible si no fuera por el hecho de que entre sus filas ha habido una cantidad considerable de acaudalados hombres de negocios judíos muy deseosos de gastar los fondos necesarios o bien para comprar el apoyo tanto del Congreso estadounidense como de prácticamente todo el cuerpo legislativo del Estado, o bien para intimidar y silenciar a las posibles personas críticas con Israel.
Mucho antes del nacimiento de los primeros sionistas, banqueros y capitalistas judíos se habían instalado en Europa y en Estados Unidos, con lo que no era sorprendente que varios de ellos, empezando por Lord Rothschild a principios de siglo, apoyaran el proyecto sionista. Hoy forman con mucho el segmento más amplio de donantes individuales a ambos partidos políticos [estadounienses].
Como cabía esperar, los medios de comunicación fueron uno de sus objetivos fundamentales y, por desgracia, podemos constatar cada día que personas que apoyan abiertamente a Israel y que no son necesariamente judíos, como Rupert Murdoch, hoy los controlan completamente.
Aunque no debería haber la menor duda de que esta red de apoyo a Israel, eufemísticamente descrita como un “lobby,” ha sido una fuerza fundamental a la hora de forjar el conjunto de las políticas estadounidenses en Oriente Medio y un factor determinante a la hora de tratar el conflicto israelo-palestino, su poder tiene sus límites. A pesar de haber sido capaz, a través de sus agentes en la Casa Blanca y en el Pentágono, de empujar a Estados Unidos a una guerra contra Iraq, todavía no ha conseguido que Washington bombardee Irán ni, al parecer, autorizar un ataque israelí contra las instalaciones nucleares iraníes. Está claro que hay importantes elementos tanto dentro del Pentágono como de las agencias de inteligencia que saben que un ataque a Irán por parte de Estados Unidos o de Israel provocaría con toda probabilidad una catástrofe global.
KZ: En sus artículos ha aludido usted a conflictos y luchas entre los gobiernos de Estados Unidos y de Israel durante las últimas décadas en las cuales presidentes estadounidenses, empezando por Richard Nixon, trataron de frenar las políticas expansionistas de Israel y mejorar las condiciones de vida de la oprimida nacion Palestina. Teniendo en cuenta que los estadounidenses han proclamado repetidamente su compromiso con la seguridad de Israel, de haber existido tales esfuerzos por parte del gobierno estadounidense, ¿qué cree usted que ha hecho que fracasen?
JB: Sospecho que no ha habido el menor interés por parte de ningún presidente estadounidense de mejorar las condiciones de vida de los palestinos. Detener la expansión israelí y conseguir que Tel Aviv se retirara de todos los territorios que conquistó en 1967 se consideraba un interés nacional estadoundense.
Todos los esfuerzos pasados han fracasado porque ninguno de los presidentes ha deseado dilapidar el capital político interno que sería necesario para obligar a Israel a retirarse y particularmente cuando saben que a sus esfuerzos se opondrá tanto la aplastante mayoría de ambas cámaras del Congreso independientemente del partido al que pertenezcan, como los medios de comunicación diminados por los sionistas.
El único que hizo un serio esfuerzo y que deseaba enfrentarse a la red sionista y al Congreso fue George Bush padre, cuando en 1991 y de nuevo en 1992 negó a Israel su petición de un préstamo garantizado por valor de 10.000 millones de dólares, pero incluso él se vio obligado a ceder finalemente.
KZ: Los israelíes acostumbran a utilizar la etiqueta de antisemitismo para difamar y vilipendiar a quienes osan criticar su beligerantes y agresivas políticas y acciones. Acusan de antisemita a cualquier persona que los critique. Esto hace que los políticos y creadores de opinión duden en hablar de Israel negarivamente, los desmoraliza a la hora de hacerlo. ¿Hay algún medio de poner de manifiesto la inutilidad de la etiqueta de antisemitismo y enseñar al público que criticar a Israel es diferente de criticar el judaísmo?
JB: La acusación de “antisemitismo” esgrimida contra personas críticas de Israel no tiene el peso que tenía antes, pero sigue siendo extremadamente eficaz, en particular cuando la persona acusada está empleada en los medios de comunicación de la corriente dominante, como hemos visto recientemente en el caso de Helen Thomas, Octavia Nasr y Rick Sanchez, y en la industria del cine, que durante mucho tiempo ha sido un bastión sionista y que fue crada por judíos en el siglo pasado, aunque en aquel momento ninguno era sionista.
El poder que tiene la acusación de antisemitismo de poner de rodillas a las figuras públicas continuará existiendo hasta que haya una cantidad suficiente de destacados estadounidenses que deseen desafiarlo. No voy a empezar a especular acerca de cuándo ocurrirá esto.
KZ: Aunque sea secreto, la Federación de Científicos Estadounidenses ha confirmado que Israel posee más de doscientas cabezas nucleares. Dado que no es signatario del Tratado de No Proliferación Nuclear, Israel nunca ha permitido a la IAEA [siglas en inglés de Agencia Internacional de la Energía Atómica] investigar su arsenal nuclear. Ya conocemos el destino de Mordecai Vanunu, que perdió la libertad por decir la verdad. ¿Cuál es su punto de vista sobre el destino del programa nuclar de Israel? ¿Seguirá Tel Aviv disfrutando de inmunidad en relación a sus responsabilidades?
JB: Mientras la red de apoyo al sionismo controle el Congreso y mientras ningún presidente estadounidense tenga el valor de mencionar siquiera la existencia de las armas nucleares israelíes, y mientras Estados Unidos siga moviendo los hilos de la ONU, Israel seguirá gozando tanto de inmunidad como de impunidad. Si los dirigentes del ahora no existente movimiento antinuclear en Estados Undidos, como el “movimento de paz”, no hubieran estado dominados también por los sionistas podría haber habido algún debate sobre la cuestión, pero como lo estaba, el tema se consideraba tabú.
KZ: Volvamos a Irán. Los medios dominantes estadounidenses están retratando Irán de una manera distorsionada e hipócrita. Muchos estadounidenses que antes ni siquiera habían oído el nombre de Irán están hoy expuestos a una imagen horripilante y espantosa del país que les presentan los medios dirigidos por los sionistas. No son conscientes de la civilización histórica de Irán ni de sus características culturales y sociales únicas. ¿Cómo se puede desvelar las realidades ocultas de Irán a los estadounidenses que no tienen oportunidad de familiarizarse con el tergiversado Irán?
JB: La mayoría de los estadounidenses tendrían problemas para encontrar en el mapa Irán u otro país de Oriente Medio, o cualquier país del mundo en el mapa. La mayoría de ellos tiene lo que podría llamarse “problemas con la geografía”, así como con la historia. No hay antídoto alguno a la vista y ésa es la razón por la que Washington puede permitirse entablar guerras contra países que no le han hecho daño alguno. Si hubiera reclutamiento obligatorio como ocurrió durante la guerra de Vietnam, ni la guerra en Iraq ni la de Afganistán habrían llegado tan lejos y habría oposición a que se ataque a Irán.
Cuando Nixon inteligentemente puso fin al reclutamiento obligatoriamente de muchachos de 18 años a principios de la década de 1970, esto destruyó la espina dorsal del movimiento contra la guerra y por ello Washington no volverá al reclutamiento obligatorio a pesar de la enorme presión que tiene debido a la necesidad de mantener un ejército lo suficientemente numeroso para luchar en varias guerras. Una alternativa es contratar contratistas privados. Sin el miedo de quienes tienen 18 años a ser llamados a filas no hay movimiento contra la guerra y en este momento no hay nada digno de este nombre en Estados Unidos.
KZ: Muchas personas en todo el mundo creen que los medios de comunicación en Estados Unidos son libres sin restricción alguna y que pueden expresar lo que quieran sin impedimento u obastrucción impuesta por el gobierno. Se podría decir que el gobierno estadounidense no se inmiscuye directamente en cuestiones relacionadas con los medios; sin embargo, parece que hay una presión implícita sobre los medios para que no traspasen las líneas rojas y violen leyes no escritas, incluyendo las críticas a Israel. ¿Puede hablarnos más concretamente de esto?
JB: Lo que impide las críticas a Israel no es el gobierno sino el miedo a las repercusiones que con toda seguridad tendrá toda crítica genuina ya sea escrita o en tira cómica por parte de los medios estadounidenses, incluso cuando esa crítica la haga un periodista judío. Existen varias organizaciones, las más importantes la Liga Contra la Difamación, CAMERA y HonestReporting, que son capaces de mandar inmediatamente un torrente de correos electrónicos y de cartas al director y, en determinados casos, visitar las oficinas del periódico ofensivo, para asegurarse de que quienes trabajan en los medios saben qué pueden escribir y qué no pueden. Como no hay una presión equivalente por parte de quienes son críticos con Israel, la mayoría de los directores eligen evitar luchar.
Hubo un tiempo en que varios columnistas de los medios de cominicación de la corriente dominante escribían críticamente sobre Israel sin problemas. Pero eso era hace veinte años y ya no están.
KZ: Y para terminar, ¿cuál es su predicción para el futuro de Israel? ¿Seguirá determinando la política exterior estadounidense y dirigiendo a los políticos estadounidenses? ¿Es capaz de mantener el bloqueo a Gaza? ¿Israel logrará, después de todo, sobrvivir políticamente?
JB: Mientras q uienes apoyan a Israel o sus agentes en Estados Unidos sean capaces de controlar el Congreso estadounidense e intimidar a cualquiera que resulte ser presiente y mientras estas mismas fuerzas dominen los medios de comunicación no habrá cambios en Estados Unidos o en la situación en Gaza. Aunque está creciendo lentamente en Estados Unidos, el movimiento de boicot, desinversión y sanciones [a Israel] no tiene la intensidad que tiene en otras partes y sus objetivos están limitados a lo que Israel y las compañías estadounidenses hacen en Cisjordania, así que, siendo realistas, es poco probable que haya ninguna presión significativa procedente de Estados Unidos.
Con todo, lo que hace Israel puede producir cambios que son impredecibles en este momento. A pesar de haber sido derrotados dos veces por Hizbolá, los altos cargos israelíes siguen amenazando con otra guerra contra Líbano y dado que Estados Unidos, Europa y la ONU les ha permitido salir impunes de todas las anteriores guerras contra Líbano, es probable que lo intenten de nuevo.
A diferencia de los palestinos, los libaneses pueden responder agresivamente a un ataque y están deseando hacerlo, como lo saben muy bien los soldados israelíes debido a la resistencia de los libaneses a la ocupación y por haber detenido la tan cacareada wehrmacht israelí en 2006. Si Israel encontrara un modo de atacar a Irán, las repercusiones de ello podrían poner a Israel en el camino de lo que en última instancia será su autodestrucción. Por el momento, gracias al apoyo incondicional de Estados Unidos a todos sus crímenes y dado su arsenal de armas nucleares, considero que Israel es la amenaza más inmediata para el futuro del planeta."