Ottorino Respighi - Pinos de Roma (Los Pinos de Villa Borghese - Los Pinos cerca de una Catacumba) Herbert von Karajan (director) Orquesta Filarmónica de Berlín
ODA A LA ALEGRÍA - Sinfonía Nº 9 Op.125 en re menor / L. V. BEETHOVEN
L.V. BEETHOVEN Un sordo genial .
Karajan ejecutando la Oda a la Alegría de Beethoven con la Filarmónica de Berlín en 1983.
HERBERT VON KARAJAN .
“Karajan fue una figura muy compleja, además de un gran músico”
Coincidiendo con el centenario del nacimiento de uno de los directores
de orquesta más famosos del mundo, Herbert von Karajan, DW-WORLD
conversó con James Oestreich, editor de música y danza en “The New York
Times”.
El cinco de abril
de 1908 nació en Salzburgo, Austria, uno de los artistas más prolíficos
que ha dado la música clásica: Herbert von Karajan. En 1955 fue
nombrado director de la Orquesta Filarmónica de Berlín, cuyo sonido
impregnó durante 35 años. También condujo la Orquesta Sinfónica de
Viena y, durante 33 años, el Festival de Salzburgo. Karajan falleció el
16 de julio de 1989.
Sobre la obra de este maestro y su importancia como icono musical habló DW-WORLD con James Oestreich, de The New York Times.
Estos
días, en los medios de comunicación alemanes resultan imposibles de
evitar los documentales y reportajes sobre Herbert von Karajan, ¿por
qué tanta omnipresencia?
James Oestreich:
Estamos hablando de, probablemente, uno de los directores de música
clásica que más discos ha grabado. Lo grababa todo. Constantemente. Y
lo volvía a grabar. Grabó las sinfonías de Brahms creo que tres veces,
y otras tres las de Beethoven. Por lo que estaba simplemente por todas
partes.
Además, en muchos
aspectos fue un director fantástico. Cometía errores, como todos. Pero
lo que hacía lo hacía bien, extremadamente bien. Y contaba en su
momento con una de las mejores orquestas del mundo, por no decir la
mejor orquesta del mundo.
¿Pude citar un gran éxito de Karajan?
J. O.: Su
grabación de 1960 de las sinfonías de Beethoven es un clásico. Dio a
conocer para el gran público, junto con otros factores, estas piezas.
¿Qué
efecto tiene un “director estrella” en la orquesta? ¿Es algo positivo,
en el sentido de más publicidad y más beneficios, o se convierte la
fama en perjudicial?
J. O.: Pueden
pasar las dos cosas. En este caso, después de tantos años el director y
su orquesta se identificaban estrechamente, y se trataba además de la
confluencia de dos súperestrellas: Karajan y la Filarmónica de Berlín.
Un director es más que un simple conductor musical. Es alguien que
construye la orquesta al tiempo que la dirige. Karajan fue edificando
esta orquesta a lo largo de mucho tiempo, e hizo de ella una máquina
sensacional. Tocaban magníficamente frente a él.
Karajan
tuvo una carrera muy internacional, pero fue siempre un director muy
alemán y muy austriaco. Ahora es un inglés, Sir Simon Rattle, quien
dirige la Filarmónica berlinesa. ¿Juega la hoy en día nacionalidad
algún papel en las orquestas?
J. O.: Cada
vez tiene menos relevancia. Por lo general, las orquestas de diferentes
países suenan diferente: los rusos con sus penetrantes instrumentos de
viento, los alemanes son tremendamente cálidos en los encadenamientos.
Pero con directores que viajan por todo el mundo, y músicos que cambian
de orquesta en orquesta y a veces de país en país, estas cuestiones han
perdido intensidad en los últimos 30 o 40 años.
Uno de
los aspectos más discutidos de la vida de Karajan es su ingreso en 1933
en el partido nazi. Algunos de sus biógrafos recientes dicen que la
motivación fue más profesional que ideológica. Pero lo cierto es que
dirigió para Hitler y otros altos políticos del nacionalsocialismo, que
lo admiraban profundamente. ¿Qué importancia tiene esta parte de su
historia?
J. O.: Bueno,
es un dato muy importante. Y ni mucho menos es el único con este
pasado. [El director alemán Wilhelm] Furtwaengler se encontró con
muchas dificultades por esta misma cuestión… y Richard Strauss estuvo a
la cabeza de la cámara musical nazi.
Es un aspecto
desafortunado de la biografía de Karajan, pero en mi opinión no
desvirtúa en absoluto la calidad de su música. En esa época sucedieron
un sinfín de cosas terribles, y él fue parte de ellas.
J. O.: Yo
no creo que su música sea fría. Su música es, principalmente, muy rica,
y eso puede volverse problemático. Su estilo era un estilo que no casa
con todo tipo de música, pero con la música con la que concuerda,
concuerda muy bien. Existe una grabación de los últimos años de su vida
de la novena sinfonía de Mahler que es todo lo contrario a fría. Es uno
de los mejores discos que se haya hecho jamás. No entiendo muy bien a
qué se refiere la gente cuando define su música como fría.
A Karajan
también se le relaciona con un determinado estilo de vida, con jets y
coches de carreras. Se critica el precio excesivo de las entradas a sus
conciertos. ¿Cómo afectan a su imagen estas cuestiones?
J. O.: Yo
no creo que el precio de sus conciertos fuera exagerado. Karajan
producía mucho dinero y exigía mucho dinero, pero no era el único. Los
conciertos son muy caros, especialmente en Salzburgo. Yo Yo Ma, Itzhak
Perlman: todos cobran mucho dinero. Y eso es lo que hace subir los
precios.
¿Cómo cree usted que se recordará a Karajan?
J. O.: Creo
que este año están circulando muchas generalizaciones, y las
generalizaciones son siempre peligrosas. No quiero verlo desaparecer en
la historia tachado de “frío” o “lujoso”. Karajan fue muchas cosas. Fue
una figura muy compleja, además de un gran músico.
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Album fotográfico .
Herbert von Karajan
(Salzburgo,
actual Austria, 1908-Anif, id., 1989) Director de orquesta austriaco.
Reverenciado y detestado, siempre polémico, si hay un músico que
represente mejor que nadie la dirección orquestal durante el siglo XX,
ése ha sido Von Karajan. Por un lado su carisma, su forma apasionada de
acercarse a la música, su capacidad única para arrancar las más
brillantes sonoridades a la orquesta (aunque basado en una realidad, se
ha convertido ya en un tópico hablar del «sonido Karajan») y, por otro,
tanto su culto a la técnica y los estudios de grabación como su
profundo conocimiento del mercado discográfico lo convirtieron en la
batuta más popular y aclamada de toda la centuria y también en una de
las más vilipendiadas por quienes le criticaban su afán megalómano, su
superficialidad a la hora de afrontar el repertorio y su
conservadurismo estético, cerrado a las nuevas corrientes musicales de
su tiempo. Acusaciones estas que, siendo ciertas en el fondo, no pueden
hacer olvidar su magisterio en la interpretación de las grandes obras
del repertorio sinfónico y operístico romántico, con Beethoven,
Chaikovski y Richard Strauss a la cabeza.
Herbert von Karajan
La
música fue algo habitual para Karajan desde su más tierna infancia: su
padre era clarinetista aficionado y su hermano, organista. El primer
instrumento del pequeño Herbert fue el piano, en cuya práctica se
inició en el prestigioso Mozarteum de su ciudad natal. Alentado por su
maestro Bernhard Paumgartner, se trasladó a Viena, donde su interés
derivó hacia la dirección orquestal.
Su debut en
tal disciplina, al frente de una orquesta de estudiantes, tuvo lugar en
la Academia de Música de la capital austriaca en 1928. El oficial, al
frente de una orquesta profesional, la de Salzburgo, se produjo poco
después, en 1929, año, además, en que fue nombrado director de orquesta
del modesto teatro de la Ópera de Ulm, cargo en el que permaneció hasta
1934 y en el cual adquirió, mediante la práctica diaria, la experiencia
y técnica indispensables para abordar destinos y metas más altos.
Durante el III Reich, en un momento en que las mejores
batutas (Erich Kleiber, Bruno Walter, Otto Klemperer) se hallaban en el
exilio, Von Karajan se confirmó como la nueva promesa de la escuela
directorial germánica. En esa época debutó en las óperas de Viena
(1937) y Berlín (1938), la segunda de las cuales dirigió como titular
desde 1939 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. La derrota de
Alemania frenó temporalmente su carrera al serle prohibida toda
actuación por su clara vinculación al régimen hitleriano.
Este
veto se mantuvo hasta 1947, año a partir del cual puede decirse que el
fenómeno Karajan alcanza toda su magnitud. En este sentido, tiene
especial trascendencia el año 1948, cuando, a instancias del productor
discográfico británico Walter Legge, fue nombrado titular de la
Philharmonic Orchestra de Londres, con la que realizó una larga serie
de grabaciones que hicieron de él una estrella internacional.
A
la muerte de Wilhelm Furtwängler en 1954, Von Karajan abandonó la
formación londinense para aceptar la dirección de la Filarmónica de
Berlín, la orquesta cuya dirección había constituido desde siempre uno
de sus más anhelados objetivos y al frente de la que ya había debutado
en 1938. Desde 1955 hasta 1989, cuando presentó su dimisión por motivos
de salud, fue titular de esta formación, una de las más prestigiosas
del mundo.
Con ella, así como con la Filarmónica
de Viena, realizó sus mejores grabaciones discográficas, con un
repertorio que abarcaba desde la música de autores barrocos, como
Johann Sebastian Bach, hasta alguna incursión en el repertorio
contemporáneo, con obras de Stravinski y la Segunda Escuela de Viena.
Aunque tras su muerte la calidad de su legado ha sido cuestionada por
algunos críticos, lo cierto es que Von Karajan es, por derecho propio,
uno de los mayores directores que ha dado el siglo XX.
The Agnus Dei of "Coronation Mass" by Mozart, with Katleen Battle, directed by Herbert Von Karajan in the Saint Peter Basilica in Rome on the presence of His Holiness Pope Jhonn Paul II in 1985 - The song of mrs.Battle is a real lesson.