BEATO DE TURÍN

  Este Beato se custodia en la Biblioteca Nazionale de Torino, del que sabemos con certeza que fue copiado teniendo por modelo el Beato de Gerona.

  Es un códice formado por 214 folios de pergamino con el texto dispuesto en dos columnas. Las medidas son de 36x 27’5 cm. La letra es carolina avanzada de gran calidad trazada por una pluma cortada al estilo gótico, por lo que podemos situar la copia en el siglo XII y en la propia Catedral de Gerona.

  Contiene 106 miniaturas (93 el Beato y otras 13 el libro de Daniel) en la que el copista se ajusta a la composición que ofrece el Beato visigótico de Gerona, pero obrando con libertad en cuanto a los colores y al dibujo del ropaje de las figuras humanas, alejándose de los cánones mozárabes para plasmar es estilo románico propio de su tiempo.

BEATO DE SAN PEDRO DE CARDEÑA

  Obra de dos miniaturistas desconocidos, este Beato es uno de los más suntuosos, más elaborados artísticamente y de mayor calidad de los de su serie (Familia IIb ). Constituye el ejemplar más bello de los códices tardíos de los Comentarios al Apocalipsis del monje Beato de Liébana. Es datado entre 1175 y 1185 y sirvió de modelo para otros códices.

  Su ciclo iconográfico comprende los Preliminares (Cruz de Oviedo, Los cuatro Evangelistas, Genealogías), el Apocalipsis de San Juan y su comentario y las tablas del Anticristo. Las 51 miniaturas que hoy se conservan son de gran belleza y reflejan la pericia, la sutileza y el esmero con que los artistas trabajaron las ilustraciones del Beato. En todo el manuscrito, destaca la elaboración y delicadeza en la representación  de los personajes, así como la intensidad y viveza de colorido en los fondos, todo ello adornado con pan de oro. Consta de 290 páginas de pergamino, con una medidas de 44’5x 30 cm.

  Es exuberante el colorido, a base de rojos, azules y verdes, con los que se asocian rígidas planchas de oro en nimbos, así como en convenciones arquitectónicas, contribuyendo a resaltar la decoración con el texto, dando al conjunto una magnífica armonía. Se trata de una obra de la última fase de la miniatura románica anunciante ya del gótico.

  Desde el año 1871 se encuentra en Museo Arqueológico de Madrid, en su mayor parte; existiendo hojas sueltas repartidas en varios lugares.

                                                     La cruz de Oviedo

BEATO DE LORVAO

  Manuscrito creado en el Monasterio cisterciense de Lorvao, muy cerca de Coimbra, por el monje Eneas en el año 1189. Fue encargado por el Rey Alfonso Henriques y donado a las monjas cistercienses por su hijo Sancho al nombrar abadesa a su hija Teresa. Ha llegado a nuestros días en buen estado, aunque se han perdido algunos folios, entre ellos el Mapamundi.

  Aunque sus miniaturas no son asimilables a ninguno de los tipos definidos, su iconografía pertenece a la primera versión pictórica del Beato de Liébana. Forma parte de los últimos Beatos desarrollados alrededor del año 1200, la mayoría en monasterios cistercienses. Sorprende que una orden cuya norma es la austeridad, demuestre este interés por realizar unos códices de alto costo de desarrollo y cuya utilidad para el culto haba dejado de tener especial interés, desde hacia cien años antes, en que la reforma gregoriana había dejado sin efecto lo acordado en el IV Concilio de Toledo. Todo esto, lleva a pensar la gran influencia en el tiempo, del arte religioso, que emanó de territorios españoles cristianos en el siglo X, así como en el arte occidental europeo, a pesar  de los cambios sociales y religiosos.

  Es junto con el Beato de Navarra el último que pertenece a la familia I. La mayoría de sus miniaturas reproducen la más antigua versión pictórica de Beato, aunque existen algunas que pertenecen a versiones más tardías, como elementos iconográficos que aparecen en el Beato de Burgo de Osma y no existen en otros. (Ya hablamos sobre este punto al escribir sobre dicho Beato).

  Sin embargo su estilo, aunque románico, se aparta de la miniatura española del medioevo. El artista nos presenta cuerpos en los que solo  existe el dibujo hecho a pluma, sin colorear, en fondos donde utiliza el amarillo, el naranja y el rojo, dandole a los personajes un aspecto más sutil. En una época en que el románico alarga las figuras y con una líneas elegantes, como anunciando el gótico, este Beato llega a una estilización esquemática extrema.

  Esta formado por 460 páginas de pergamino, con una medidas de 34’5 x 24’5 cm. y está escrito en letra carolingia. Cuenta con más de 80 miniaturas. Se encuentra en el Archivo de la Torre do Tombo de Lisboa.

                                                          Folio 108v. Los cuatro jinetes

                                                 Folio 153v. Mujer vestida de sol y dragón

                                                       Folio 172v. La siega y la vendimia

                                                             Folio 207r. El Juicio Final

BEATO CORSINI

  Hasta el siglo XVII no existían noticias de este códice. Se caracteriza por haber sufrido grandes mutilaciones que afectaron a sus imágenes y además porque consta de dos partes muy diferenciadas, incluso con dos tipos de letra diferente; tampoco sabemos su origen, aunque no existen dudas de que es español, situando su scriptorium en Sahagun, aunque hay quien lo localiza en Navarra o Aragón.

  En cuanto a la fecha de su creación existen dudas, pues las dos partes de la que consta, pudieran tratarse de dos manuscritos diferentes, por lo que su fecha seria a finales del siglo XI para la parte primera y segunda mitad del siglo XII para la segunda.

  Se cree perteneció al Conde-Duque de Olivares. En 1701, ya en otras manos, se vendió al Cardenal Aquaviva y en 1738 aparece documentado en la biblioteca del Cardenal Corsini, en Roma, en cuyo palacio del mismo nombre se conserva.

  Se trata de un Beato atípico por sus medidas, más pequeñas que los demás Beatos (16’3x 9’3 cm.). El pergamino usado es de buena calidad y preparado correctamente; además ha debido ser poco usado, porque las partes conservadas se encuentran en buen estado. Consta de dos partes diferenciadas: una de 14 folios (del 144 al 156, más parte del 106) escritos en letra visigótica redonda, que también es utilizada en los letreros de las miniaturas; la otra (157 folios restantes) esta escrita en letra carolina.

  Los 14 folios que se conservan en letra visigótica presentan una estructura de gran calidad, en color marrón claro con iniciales en rojo. La parte principal, escrita en letra carolina, con trazos seguros y muy regular utilizando diversos colores entre los que domina el negro y el marrón; su texto contiene graves errores, poniendo al descubierto la ignorancia del copista.

  En cuanto a las miniaturas que se han conservado, nos encontramos con dos estilos diferenciados. En la parte de la letra, carolina hay 7 miniaturas que guardan relación con el estilo mozárabe; por el contrario, hay una muy mal conservada, de tipo románico, en el folio 155r, que cierra la parte de letra visigótica.

  Al ser un códice poco conocido, debe ser estudiado más profundamente, por todas las contradicciones que posee.

                                               Folio 126r. La destrucción de Jerusalén.

                                                         El degüello de Enoc y Elías

                                             Folio 155v. Jesucristo entre sus discípulos

                                           Folio 166v. El séptimo ángel derrama su copa

                                                  Folio 170r. Cristo sentado en su trono

BEATO DE NAVARRA

  Se trata de un códice que se ha considerado siempre español. En el siglo XVII aun estaba en la Biblioteca de la Catedral de Pamplona, desapareciendo sin fecha conocida. En 1897, después de pasar por varias manos, fue vendido a la Biblioteca Nacional Francesa, en París. En una de sus tapas se descubrió un documento firmado por el rey Carlos III de Navarra.

  Por este motivo, se supone originario de algún monasterio navarro o del Pirineo francés. Otros lo sitúan en el entorno de Silos; también en algún scriptorium leonés o castellano por la aparición de Astorga en su “Mapamundi”. Sin embargo, teniendo en cuenta que corresponde a la primera versión pictórica, junto al Beato de San Millán y el Beato de El Escorial creados en San Millán, es razonable pensar que fuera en este lugar el origen de nuestro Beato, máxime que fue creado en la época en que el monasterio pertenecía a Navarra.

  Es una copia del Beato de Liébana fechada en el siglo XII, que tanto por el texto como por las ilustraciones, la convierte en el último Beato de la versión pictórica mas antigua del códice original y por el texto corresponde a la versión del año 784. La letra es carolina, en transición al gótico y sus múltiples miniaturas corresponden plenamente al románico. La tinta marrón se usa en la letra de la “historia” del texto, la tinta roja en los ”comentarios”. Las ilustraciones son de tonos vivos, empleándose en sus pinturas una goma especial con reflejos plateados, reemplazando habitualmente el color azul por púrpura o violeta; también están el ocre, verde y bermellón, que junto al violeta se suelen usar en los fondos.

  Destaca el fuerte trazo de sus dibujos. La arquitectura es claramente románica, con arco de medio punto, aunque e veces aparece el arco de herradura; sin embargo, por el movimiento de sus imágenes como por el plegado de sus vestiduras o el cuidado en  el dibujo de manos y pies, parece indicar encontrarnos ante una obra gótica.

  Al igual que los últimos 8 o 10 Beatos conocidos realizados entre finales del siglo XII y mediados del XIII, de los que cinco fueron fabricados en monasterios cistercienses, se piensa que el Beato de Navarra también pudiera haberse hecho en un monasterio cisterciense.

  Está compuesto por 314 páginas de pergamino de gran calidad, escritos en letra carolina de transición a la gótica. Tiene una medidas de 34’7 X 23’7 cm. así como 63 páginas miniadas.

                                                         Visión del Cordero

                                    Encargo a San Juan para que escriba la revelación

                                                 El triunfo del Jinete sobre la Bestia

                                                         La Mujer sobre la Bestia

BEATO DE LAS HUELGAS

  Según consta en su colofón, este manuscrito fue terminado en septiembre del año 1220 y fue encargado por una dama a la que el autor llama “N” y ha sido identificada, en principio, como Doña Berenguela, hija del rey Alfonso VIII y madre del rey Fernando III el Santo; pero parece ser que fue un encargo de Sancha Garcia, Abadesa del Monasterio de las Huelgas en la época en que se realizó el manuscrito. De lo que no hay duda, es que el encargo lo hizo una persona de alto rango por el tamaño, calidad y decoración de la obra.

  En cuanto al scriptorium , se supone hecho en algún monasterio burgalés, quizás San Pedro de Cardeña; lo que si se sabe seguro es que trabajaron al menos dos artistas toledanos. El libro debió usarse mucho, pues hay repintes de letras y los bordes están gastados, pero el estado de conservación es bastante bueno.

  Hasta el año 1770 no se tiene noticias del manuscrito, fecha en que se hace el primer estudio por Flórez. Permanece en el monasterio hasta la desamortización de Madoz en 1869. En 1910 fue vendido a la Morgan Pierpont Library de Nueva York.

  Se trata del Beato de mayor tamaño que ha llegado hasta nosotros (tiene unas dimensiones de 52 x 33 cm.) y además presenta la particularidad de tener dos colofones; el primero es copia del que aparece cerrando el Beato de Tábara, añadido al final del mismo junto a la torre de dicho monasterio; el segundo, es el auténtico de dicho Beato. Pertenece a la familia IIb, y es una copia del Beato de Tábara. Los colores más utilizados en sus miniaturas son el rojo, el naranja, el amarillo y el verde, aunque también aparecen el azul, el rosa, el púrpura, el marrón y el lavanda. Se usa mucho el dorado y el plateado, aunque con el tiempo este se ha ennegrecido.

  Esta realizado por, al menos, tres artistas diferentes; los dos de mayor calidad están relacionados con Toledo, que era la ciudad donde mas miniaturistas había. Uno de ellos es el autor de las páginas introductorias (1v a 13v), mostrándonos un estilo figurativo monumental con cierta influencia bizantina del siglo XII. Presenta decorados con arquitectura muy elaborada y un tratamiento muy cuidado de los pliegues de las vestimentas y cuerpos en escorzo.

  El segundo, llamado Maestro de Toledo, es el autor de siete miniaturas a partir del folio 100, la del folio 146v y de otras once a partir del folio 147. Su estilo es el de mayor calidad, que destaca en figuras con rostros personalizados y expresivos, así como en diversas posturas que dan gran sensación de movilidad.

  El resto de las miniaturas han sido realizadas por uno o varios maestros de menor destreza, en el estilo del primer maestro toledano. En muchas de estas imágenes parece haberse trabajado deprisa y con menos cuidado, estando algunas de ellas como delineadas, en boceto.

  En general, el estilo es un románico avanzado que anuncia la llegada del gótico. Lo forman 184 folios de pergamino escritos en letra carolina minúscula en marrón y rojo. Tiene 116 páginas con miniaturas enmarcadas ocupando desde parte de una columna hasta una doble página, decoradas en oro y plata.

                                                        Folio 2r. "Majestas Domini"

                                          Folio 92r. El ángel del abismo y las langostas

                                                 Folio 146v. El último mandato a Juan

BEATO DE SAN ANDRÉS DE ARROYO

  Este Beato junto con el Beato de Las Huelgas, son los dos únicos que proceden de monasterios cistercienses femeninos, además de ser los más tardíos, ya que está encuadrado en el grupo de Beatos creados a finales del siglo XII y principios del siglo XIII. Ambos, junto con el Beato de Lorvao, fueron los únicos encargados para el cister. No se sabe cual fue su scriptorium de origen, asi como quienes fueron sus autores, pero por su similitud con el Beato de San Pedro de Cardeña, pudo haberse realizado en este monasterio. Es una obra realizada en pleno románico, datada hacia el año 1220 y aunque fue creada en el entorno castellano –leonés tiene una importante influencia europea, que se pone de manifiesto en sus imágenes.

  Se trata del último de los Beatos y uno de los más suntuosos con profusión de oro, plata y lapislázuli. Parece ser un encargo del Rey Fernando III el Santo para donarlo al monasterio cisterciense de San Andrés de Arroyo, que era dependiente del de Santa Maria la Real de las Huelgas.

  Está encuadrado en el grupo de la familia IIb , y su similitud con el Beato de Las Huelgas es grande (posiblemente proceden del mismo scriptorium) pero el de Arroyo es más románico y europeo. Aunque se respeta la estructura de los beatos mozárabes en este nos encontramos una obra enteramente románica, hasta el punto que las imágenes dedicadas al Juicio Final tienen gran semejanza con algunos pórticos románicos españoles del siglo XIII. Tiene 69 figuras en las que domina el lapislázuli, el oro y la plata, y se reflejan en ellas la calidad y personalidad del artista, que aunque sigue la tradición se separa por completo de la artística mozárabe. En ellas destaca el gusto por el detalle, las figuras están personalizadas con los ropajes correspondientes a los distintos estamentos sociales de la época. Además, las historias gráficas intenta describirlas hasta el último detalle. Está formado por 167 folios de pergamino, escrito en letra carolina y consta de 69 miniaturas.

  Permaneció en el monasterio, hasta la desamortización de Mendizábal en 1836. En 1882 fue adquirido por la Biblioteca Nacional Francesa en Paris, donde se conserva.

                                                             La visión del Cordero

                                                 El cuarto ángel hace sonar la trompeta