Los Beatos representan el capítulo más rico de las miniaturas de todo el arte medieval europeo. Pero ¿qué es realmente un Beato? Un Beato es un Comentario al Apocalipsis escrito por el monje Beato de Liébana en el año 786 e ilustrado al menos a partir del siglo X en diferentes escritorios conventuales. Al ir copiando este Comentario realizado por Beato se iban añadiendo no sólo imágenes, sino también nuevos textos. De esta manera, con el tiempo, algunos Beatos alcanzaron una enorme complejidad. Las características artísticas de los Beatos son similares a las de toda la pintura románica, destacando la ausencia de perspectiva, el empleo de colores planos, la atracción por los contrastes cromáticos o las figuras trazadas con líneas gruesas, negras u oscuras. Tanto el dibujo como el color están al servicio de una intensa expresividad. Ahora bien, la fuerza de la luz y los colores, la jerarquía de las proporciones y el contraste de los ángulos de vista confieren a las figuras representadas en los Beatos el poderío que les ha hecho tan dignas de admiración. No en balde, la contemplación de estas sensacionales imágenes, dispuestas preferentemente entre la historia y su explicación, una vez que se leía y memorizaba el texto, contribuía a fijar sus contenidos y a que el lector se adentrara en el camino de la meditación. Como bien dice Umberto Eco, experto en arte y literatura medievales, no hay duda en describir a los Beatos como "los libros más bellos del mundo".
Aunque no se conoce la fecha de creación de este manuscrito, por sus características se sitúa en la primera mitad del siglo X. Del siglo XII al XIX fue conservado en el monasterio de San Millán de la Cogolla, pero parece ser que fue miniado en otro scriptorium (Sahún o Valeránica) por la afinidades que se han encontrado con el último lugar. En 1821 se trasladó a Burgos; pasando luego a manos privadas, siendo su propietario quien lo donó al Estado, depositándose en la Escuela Diplomática de Madrid en 1873. En 1886 se trasladó definitivamente a la Biblioteca Nacional.
Llegó deteriorado y faltando 18 folios del comienzo, más 30 intermedios; 16 folios han sido recortados y de 4 solo quedan restos. En total son 144 folios de pergamino en letra visigótica escrito a dos columnas.
Está considerado como el Beato más antiguo que ha llegado hasta nosotros junto al de San Miguel de Escalada. Es junto al Beato de Saint Sever el que tiene el texto considerado como la versión más antigua de los Comentarios de Beato de Liébana, datada en el año 776. El contenido de sus dibujos, representa la rama más antigua de la tradición histórica de los Beatos y por lo tanto, se supone, mantiene la fidelidad a la usada en tiempos de Beato. Por todo ello, es pieza de estudio de las características de la primera versión ilustrada del Comentario. El estilo de las imágenes y las características técnicas de las páginas miniadas hacen pensar que se trata de una versión anterior y alejada del estilo de los demás Beatos.
El manuscrito conserva 27 ilustraciones de diversos tamaños ocupando parte de una columna, en algunos casos la columna completa y raramente todo la página. En ellos se emplean colores intensos sobre fondo blanco: rojo escarlata, naranja brillante, amarillo fuerte, gris turquesa y azul ultramar. Los personajes don de rostro redondo, con ojos grandes almendrados y córnea muy destacada y las cejas formadas por dos grandes líneas. La boca, un solo trazo horizontal debajo del ancho de la nariz.
Las iniciales son de estructura pequeña y sencilla formada por motivos vegetales estilizados.
La impresión general es muy diferente a la del Beato de Escalada (de fecha datada más próxima) aunque hay que reconocer que es el único que representa la versión más antigua, tanto del texto como de dibujos, de la obra de Beato de Liébana.
Si se le compara con otros Beatos realizados en San Millán de la Cogolla, se puede decir que fueron confeccionados antes de que el Beato Emilianense llegara al Monasterio, pero no tienen influencias de él, aunque pertenezcan a la rama más antigua.
El hijo del hombre en la nube y el ángel con la hoz
Fue realizado en el año 945 a petición del Abad del monasterio leonés de San Miguel de Escalada por el archipictor Magius (citado en el colofón y al final del texto). Existe cierta controversia sobre su scriptorium , ya que lo más probable es que Magias, que normalmente trabajó en San Salvador de Tábara y donde murió en el año 968, confeccionara este manuscrito.
Permanece en San Miguel de Escalada hasta el siglo XIV reapareciendo en el XVI en manos del Arzobispo de Valencia, Martín Pérez de Ayala, que a su muerte en 1566 lo legó a la orden militar de Santiago en Ucles. Allí continúa hasta la desamortización de 1837. Va pasando por distintos comerciantes y ventas hasta que lo adquiere en 1897 el coleccionista inglés Henry Yates Thompson, siendo adquirido en 1919 por la biblioteca Pierpont Morgan de Nueva Cork.
Magius inicia el segundo estilo pictórico de los Beatos que con el de Tábara, son las dos obras de arte más significativas de esta serie. Además el Beato de Tábara nos permite saber que hubo otro Beato comenzado por Magius y terminado por su discípulo Emeterio y la monja Ende dos años más tarde y del que solo se han conservado dos folios
En esta serie cambia el color y el espacio; cambia el tipo de colorantes usados. Se utilizan nuevos elementos como miel, cola o huevo que transfiguran los colores naturales generando veladuras en el dibujo y mejorando la armonia del conjunto. Además aparecen miniaturas que ocupan doble página. Toda esta técnica se aplica en un nuevo espacio pictórico dispuesto en bandas de espesor irregular con figuras sin perspectiva ni profundidad. La idea de Magius es generar un entorno espiritual, como un surrealismo religioso.
El resultado demuestra la madurez alcanzada por la miniatura fruto de una tradición de 300 años, que se adecuaba a las influencias que iban apareciendo en su entorno. Gracias a esa facilidad de integración los expertos han podido apreciar en este Beato reminiscencias paleocristianas, visigodas coptas y norteafricanas, así como elementos nórdicos, irlandeses, carolingios, reflejos islámicos, así como relación con la miniatura mozárabe anterior.
Parece ser que Magius introduce una serie de nuevas imágenes para “anunciar el juicio tremendo que espera al mundo para gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu” como él mismo nos explica en el colofón de la obra. Estas imágenes incluyen los retratos de los evangelistas y las tablas genealógicas, inexistentes en los manuscritos de la rama l, además de incluir un comentario ilustrado al libro de Daniel.
El Beato de Escalada nos ha llegado en unas magníficas condiciones de conservación, en dos volúmenes de 40 X 30 cms, con unas 300 páginas por volumen, escrito en letra visigótica y con 89 miniaturas.
Se ordena a los ángeles de las plagas que viertan sus copas
El Cordero del monte Sion y los cástos
La adoración de las estrellas y los hebreos en el horno
Los dos testigos suben al cielo y se produce el terremoto
Es un manuscrito realizado en el scriptorium de San Millán de la Cogolla entre el año 950 y 955, debido a su gran parecido estilístico con el Códice Emilianense del año 992. En la actualidad es una de las obras más importantes de la biblioteca del Real Monasterio de El Escorial, aunque se desconoce la fecha de pertenencia a la misma.
Se trata del manuscrito más antiguo y mejor conservado procedente del scriptorium del Monasterio de San Millán que ha llegado hasta nosotros. La belleza de colores, sobre todo los amarillos, verdes y ocres; las figuras estilizadas con vestimentas planas y rostros parecidos, así como la composición dentro de un estilo mozárabe, lo convierten en una obra de excepción. Las figuras son planas sobre fondos coloreados, con vestimentas de líneas rectas, sin embargo los pliegues de las vestiduras están coloreados. Los rostros de los personajes siempre con cabellos negro, se presentan en semi perfil con ojos almendrados y siempre mostrando una oreja bilobulada. La boca es un trazo semicircular con un punto debajo.
Hay pocas dudas de su procedencia. Procede de San Millán de la Cogolla junto a otros manuscritos datados entre la mitad del siglo X y el siglo XI, pues todos conservan similitudes sobre colores, forma de los personajes, vestimenta y sobre todo el uso en los textos, de letras mayúsculas zoomorfas.
Tiene dos páginas miniadas por completo: las de Adán y Eva yLa visión del Juicio Final; las demás están intercaladas en la columnas del texto. Por esta circunstancia y por el texto en sí, se considera que el manuscrito sigue la fase más antigua de la primera versión ilustrada del Comentario, al igual que el Beato de San Millán de la Cogolla, que se conserva en la Academia de Historia de Madrid. Por el contenido de su texto está considerado como de la segunda edición, de las tres o cuatro que se supone produjo el Beato de Liébana antes de su muerte. En este caso se asigna a la versión del año 784; por lo tanto, nuestro Beato de El Escorial pertenecería al grupo I-784 o I-b.
Consta la obra de 151 folios de pergamino en letra visigótica con dimensiones de 22’5 X 39’5 cm., presentando 52 miniaturas.
Adán y Eva
El ángel entrega a Juan la carta para una de las iglesias de Asia
Es un códice hispano fechado en el siglo X, siendo uno de los pocos que se consideran de características mozárabes.
Es parcialmente una copia del Beato de Liébana, iluminado al principio con alrededor de 110 miniaturas, de las que tan solo ocho han llegado al siglo XXI.Está escrito en letra visigótica a dos columnas y con anotaciones en árabe al margen; se conservan 166 folios del original procedentes de un monasterio sin identificar. Después se añadieron dos folios del Monasterio de Tábara y de ahí recibió el nombre. La obra pertenece a Monniu, presbiter scripsit y a otro copista desconocido.
Los dos folios añadidos, de menor importancia, son los que le dieron el nombre y a conocer. En ellos trabajó Magius, maestro del Monasterio de San Salvador de Tábara, aunque fue terminado por su discípulo Emetério en al año 970 con la ayuda de Señor y la monja Ende. Estos folios debieron ser parte de otro códice del que no se tiene más información.
Del monasterio, tras todos los procesos de desamortización del siglo XIX, llegó a parar a las manos del archivero titular de León, el cual lo legó pasado un tiempo a la Escuela de Diplomacia; de allí pasó al Archivo Histórico Nacional en Madrid.
Según consta en el propio manuscrito, fue copiado por un monje llamado Oveco en el monasterio de Valcavado (Palencia) por encargo de su abad Sempronio. Se comenzó el 8 de junio del año 970 y se finalizó el 8 de septiembre del mismo año, plazo sorprendentemente corto para un trabajo de esta categoría.
Desapareció del monasterio en el siglo XII, pero se conservó en la iglesia de la localidad hasta el siglo XVI, en que el Provisor del Obispo lo llevó a León. De allí pasó a Madrid a manos de un secretario de Felipe II. A principios del siglo XVII se llevó al colegio de los Jesuitas de Valladolid y en 1767, después de la expulsión de la Orden por Carlos III, toda la biblioteca pasa a la Universidad en donde se encuentra actualmente.
Consta de 230 folios, más 14 desaparecidos; además, es muy probable que sean suyos los cinco folios de genealogías que se encuentran en una vitrina de la Biblioteca Nacional de Madrid. Contiene letras capiteles de bella factura y 87 miniaturas de gran calidad, algunas a folio doble y otras a folio completo.
Pertenece a la escuela de Magius, generando colores parecidos a los del Beato de Escalada, al usar la misma técnica de tratamiento del pergamino, y el uso de huevo, cola o miel. También tiene espacios con bandas irregulares que permiten el contenido de imágenes siguiendo la tradición de la escuela de Magius, manteniendo la influencia islámica en vestimenta y actitudes de algunos personajes. Las miniaturas dejan traslucir la rapidez de su elaboración, debido quizás a la prisa por acabarlo; a pesar de todo, hay una gran agilidad en las imágenes, pericia en sus trazados y gran viveza en el uso de sus colores.
Están escritos en caligrafía redonda visigótica y por su texto se considera corresponde al primer grupo de la segunda redacción del Beato de Liébana. Existen muchas notas en sus márgenes.
En los últimos años se ha realizado un estudio sobre la estructura molecular de los pigmentos de este Beato que revela el uso de minerales como azurita, malaquita y sobre todo cinabrio para conseguir los colores.
Se conserva en la Catedral de Seo de Urgel desde el siglo XII, según inventario de 1147. Se desconoce el autor y el lugar de creación.
Pertenece a la misma tradición pictórica que la de los Beatos de Escalada y Valcavado; datado en el último tercio del siglo X, es uno de los últimos ejemplares de la escuela de Magius. Sin embargo, hay en sus imágenes un nivel mayor de abstracción. Debido a su analogía con el Beato de Valcavado se piensa en algún scriptorium leonés, idea reforzada por la relación del rey Alfonso VI y sus descendientes con los Condes de Urgel.
Fue robado en septiembre de 1996 y recuperado en enero de 1997 casi íntegro: solo la faltaba un folio.
Consta de 250 folios, siete de ellos numerados con cifras romanas y el resto arábigas. En total son 90 las ilustraciones incluyendo los medallones dibujados en los árboles genealógicos. En él vemos cambios respecto al resto de los Beatos de la escuela de Magius. El color pierde brillantez y la línea en el trazado de las imágenes adquiere una gran importancia; son imágenes alargadas en donde también se aprecia una marcada definición en la expresión facial. Además se aprecia este cambio en el propio manuscrito, pues las primeras 79 ilustraciones (Genealogías y Comentarios al Apocalipsis) guardan el estilo de Magius: figuras sobre fondos coloreados en bandas en relieve con tonos vivos, mientras que la parte dedicada al libro de Daniel, las figuras están pintadas directamente en el pergamino. Sus imágenes reflejan las costumbres de la sociedad de la época: desde los ajuares, mobiliario y edificios hasta armas, armaduras y arreos de cabalgaduras, como se puede apreciar en la Toma de Jerusalén por Nabucodonosor.
LLevamos varios Beatos publicados siguiendo un orden cronológico de creación. Pero consideramos que es necesario hacer una clasificación guardando el patrón tradicional de "familias", por la características del texto, como se indicaba en el diagrama de la segunda entrega; aunque seguiremos manteniendo el orden cronológico,en su publicación.
Aunque todos ellos respetan la estructura del original en relación con su texto, se distinguen tres familias de Beatos para las que se han utilizado la nomenclatura I, IIa y IIb basándose en una teoria que supone que el propio Beato creó tres ediciones de los Comentarios. La primera en el año 776 y las otras dos en los años 784 y 786; considerando que lasa dos primeras dan origen a la familia I, la del año 786 a la IIa y que una modificación posterior a éstaa la IIb. Otra teoría, respetando la clasificación, arranca de un solo prototipo comenzado en el año 776 y finalizado en el año 786, del que sucesivas cópias a partir del año 776 dieron origen a las diferentes familias.
Familia I.
Beato de Cirueña, Beato Emilianense, Beato de El Escorial, Beato de San Millán, Beato de Saint- Sever, Beato de Burgo de Osma, Beato Corsini y Beato Lorvao.
Familia IIa.
Beato de San miguel de Escalada, Beato de Valcavado,Beato de Seo de Urgel,Beato de Fernando I y Sancha, Beato de Berlín, Beato de Silos, y Beato de Navarra.
Familia IIb.
Beato de Tábara, Beato de Gerona, Beato de Turín, Beato de Mánchester, Beato de san Pedro de Cardeña, Beato de san Andrés de Arroyo y Beato de las Huelgas.
La aparición reciente del Beato de Ginebra, de procedencia italiana, supone la no inclusión hasta que su estudio permita determinar la familia a la cual pertenece.
Fue acabado en al año 975 por el copista Senior y la monja Ende con la colaboración de Emeterio en un scriptorium leonés, al parecer San Salvador de Tábora, por encargo de Domingo, abad de un monasterio no localizado.
Al parecer, antes de la destrucción de Tábora por Almanzor en el año 988, ya se encontraba el manuscrito en algún monasterio catalán producto de algún intercambio entre monasterios, hecho muy frecuente en la época; permaneciendo hasta el año 1078, en que fue donado a la Catedral de Gerona.
Por su calidad y por el gran número de páginas coloreadas parece ser la culminación artística del scriptorium de Tábara. Es el iniciador de la familia IIbjunto con los primeros 166 folios del Beato de Tábora. Esta versión no se volvió a reproducir hasta casi siglo y medio después en el Beato de Turín, copia del Beato de Gerona, efectuado en algún scriptorium catalán. A partir de entonces, se reprodujo en otros más modernos como el Beato de Manchester o el de San Pedro de Cardeña, posteriores en mas de doscientos años al Beato de Gerona; sin embargo se siguieron generando, en Castilla y León,Beatos de las dos versiones como los de Fernando I, Burgo de Osma y Saint Sever.
En este Beato se añaden nuevas imágenes a las existentes hasta entonces; para lo cual, los autores han debido inspirarse en nuevas fuentes. Una de las más interesantes, de estas imágenes, es la Crucifixión, que encontramos después en el arte románico; pues hasta entonces la figura de Cristo, no había aparecido. Aunque son discípulos de Magius los autores de este Beato, se distancian de su escuela. El estilo cambia en el Beato de Gerona; la monja Ende nos muestra una policromíaexuberante, de gran vigor en la formas, sin veladuras, con la aparición de figuras esbeltas, así como un cierto naturalismo en los pliegues de las vestimentas, todo ello preludio del románico. También se preocupan en la definición de los personajes, para lo cual intentan personalizar su fisonomía y los objetos que llevan en sus manos.
Consta este manuscrito de 284 folios de pergamino con unas medidas de 43X28 cm. Está escrito en letra visigótica a dos columnas por página. Consta de 131 miniaturas enriquecidas con oro, alguna a toda una página y a doble página.
Consideramos que la calidad pictórica del Beato de Gerona merece la edición de una segunda parte de sus imágenes. La técnica depurada, la selección de colores y la compaginación del dibujo son suficientes motivos para deleitarse con esta belleza.
Este Beato es el más completo de los creados en el scriptorium del Monasterio de San Millán de la Cogolla. Es peculiar porque fue confeccionado en dos fases con estilos muy diferentes, pero manteniendo la impronta del Monasterio. La primera época data, hasta el folio 228, a finales del siglo X, esta escrita en pergamino de baja calidad (posiblemente el Monasterio pasaba por tiempos difíciles); el resto, hasta el folio 282, fue continuado a finales del siglo XI o principios del XII.
Paralelamente fue miniado en dos fases: La primera en estilo mozárabe llega al folio 92, además de algunas páginas intercaladas en el resto del manuscrito, está atribuida a Albino. Luego se continúa en el siglo XI y XII pera ya en un estilo románico, aunque en esta fase tampoco se termina completamente pues han quedado espacios en blanco. Esta segunda fase es contemporánea del Beato de Silos (1091-1109). Por otro lado, las miniaturas del siglo X siguen la tradición pictórica de la familia I, las de la segunda fase guardan similitud con el Beato de Saint Sever.
En la primera página, se presenta la cruz de Oviedo con la imagen del Cordero en la intersección de los brazos y los símbolos de los evangelistas en los extremos, esquema de las cruces románicas. El resto de las miniaturas se insertan directamente en el texto ocupando algunas veces parte de una columna, en otros casos algo más de la mitad del folio y solo en dos de ellas el folio completo. En esta primera fase, las miniaturas tienen fondo claro; las figuras poco estilizada, con cuerpos gruesos y formas planas en su vestimenta, con poca expresión, esquemáticas. En los colores predominan los de gama fría a base de morados, verde y azul obscuros, amarillos y en algunas ocasiones rojo-naranja.
El estilo de la segunda parte es distinto y parece realizado por varios miniaturistas. Se utilizan colores como el rojo intenso, azul, verde claro, y amarillo, mientras que prácticamente desaparece el morado. Las imágenes están realizadas con márgenes muy elaborados y sobre fondos coloreados, presentando mayor madurez y un cierto sentido de volumen, siendo las figuras más alargadas con aspecto de mayor movilidad, siendo la indumentaria un plegado con ondulaciones.
Los 282 folios de pergamino están escritos en letra visigótica; cuenta con 53 miniaturas y tiene unas dimensiones de 35X24 cm. Se conserva en la Real Academia de la Historia.
Este Beato es uno de los manuscritos más importantes de la Alta Edad Media. Fue creado en el año 1047, aunque las miniaturas finalizaron unos años más tarde, para los monarcas de Castilla y León Fernando I y Sancha, lo que le convierte en el único entre los creados en los siglos X y XI, que fuera encargado por reyes. Es posible que estuviera destinado a la “meditatio mortis” de Fernando I.
El copista fue Facundo y también el autor de parte de sus imágenes. Se supone que trabajó en un scriptorium especializado de León, posiblemente en el Monasterio de San Benito de Sahagun. Permaneció en la biblioteca real hasta el año 1063 en que se depositó en la Basílica de San Juan Bautista de León. A partir del siglo XVII ya pertenecía al Marqués de Mondejar, a quien se le incautaron los bienes por Felipe V, despues de la guerra de Sucesión; pasando a formar parte de la Biblioteca Real. En la actualidad, se encuentra en la Biblioteca Nacional de Madrid. Se trata de uno de los Beatos mejor conservados.
Es uno de los códices más suntuosos del alto medioevo; aparte de su belleza, tiene una cuidada caligrafía y miniaturas de gran calidad y colorido. En él aparecen los retratos de ambos monarcas, siendo la primera vez que sucede esto en un códice.
Sorprende la capacidad para sintetizar todas las aportaciones culturales en la España cristiana de mediados del siglo XI, incluyendo influencias carolingias e irlandesas en sus decoraciones. Aunque continua la tradición de los Beatos de Gerona y Valcavado, en este códice ya se anuncian algunas características del románico, como figuras más estilizadas, los pliegues de la ropa se ajustan al cuerpo en líneas paralelas dando una mayor movilidad y animación a los personajes. También hay interés en la diferenciación y forma de representar sus prendas.
Es importante señalar la estrecha relación de este Beato con el de Valcavado, pues la existencia de semejanza en muchas imágenes, hacen suponer que parten de un modelo en común.
Está formado por 317 folios en letra visigótica, con 98 ilustraciones, 9 de ellas a doble página. Sus medidas son 36x 26’8 cm.
De este manuscrito, datado entre 1040 y 1060, solo se conservan siete páginas copiadas en el siglo XVIII, que reproducen en acuarela las de un ejemplar desaparecido del Beato, cuya procedencia, al parecer, es de San Millán de la Cogolla por la gran similitud que guarda con el Beato de esta localidad, y que se conserva en el Monasterio de El Escorial.
El autor es Sancho, y actualmente se conserva una copia en la “Pierpon Morgan Library” de Nueva Cork.
Posiblemente fue donado al Abad Banzo del Monasterio de Fanlo, en el Pirineo Aragonés, gracias a la mediación del monarca Ramiro I al que se dedica el manuscrito, según consta en su colofón.
Fue realizado a mediados del siglo XIen algún scriptorium francés de la zona de los Pirineos, según consta en el“ex libris” de la primera página dedicado a Gregorio Muntaner , Abad de Saint Sever de 1028a 1072 y está firmado por Stephanus Garsia; además los expertos han reconocido a otros tres autores. Posiblemente en la propia abadía, ya que la imagen de su iglesia y del Palacio Ducal de Gascuña aparecen en su mapamundi, en la zona de Vasconia.
Refuerza esta teoría el hecho que la abadía fuera fundada por el Conde de Gascuña y su mujer Urraca, que era hermana de Sancho III“El Mayor” de Navarra; no es extraño pues, que llegara algún Beato español y que luego el Abad Muntaner decidiera hacer otra versión en su scriptorium.
El manuscrito ha llegado con las armas del Cardenal Sourdis, Arzobispo de Burdeos en el siglo XVI. En el siglo XIX y tras corta estancia en la biblioteca de Saint Germain de Près pasa a formar parte de la Biblioteca Imperial, actualmente la Biblioteca Nacional francesa, en París, en donde se conserva en buen estado.
Es una obra excepcional, pues aunque se trata de una copia española, es el único Beato conocido creado fuera de España. A diferencia de los creados en esa época en el sur de Francia, también se caracteriza por su estructura y contenido ya que respeta la copia española, aunque su estilo se parezca a algunos manuscritos ilustrados en el sur de Francia en el siglo XI y además por el gran número de páginas ilustradas. El texto corresponde a la primera versión del Beato realizada en el año 776. Está escrito en su primera parte en letra visigótica, posiblemente la que copió el monje español que lo firma y el resto en letra carolina, quizá desarrollado en Saint Sever.
Desde el punto de vista iconográfico, tiene ilustraciones que permiten clasificarlo en la Familia I y otras por las que se haría en la Familia II. Sin embargo, no es prioritarialaclasificación tanto como el concepto integrador que aglutina este Beato, propio de la Europa occidental de la época, impulsado por la reforma gregoriana y la expansión de la Orden de Cluny, lo que permitió que en este manuscrito se fusionen todas las tendencias que dieron lugar al románico. De todas formas, es curioso apreciar la liturgia visigótico-mozárabe en un manuscrito de origen hispano-francés, cuando ya estaban establecidas las reglas de San Benito y postergadas las del IV Concilio de Toledo.
Consta de 292 folios de pergamino escrito a dos columnas, la mayor parte en letra visigótica y el resto en letra carolina. Tiene unas medidas de 36’5X 28 cm. De las 108 miniaturas que contiene, 84 son historiadas, 73 de página completa y 5 de doble página; 14 han desaparecido.
La letra alfa
El sexto ángel vacia su copa en el Éufrates
El ángel anunciando a los pastores la venida de Cristo
Este manuscrito apareció unido a una copia de la gramática de Prisciano, al catalogar parte del depósito de libros antiguos realizado por la congregación de San Francisco de Sales, en la biblioteca de Ginebra en el año 2007.
No se sabe nada de su origen ya que faltan los 30 primeros folios y el folio final, aunque por el tipo de letra (benaventina) parece que fue creado en el siglo XI en algún monasterio de Benevento o incluso en Montecasino, por la semejanza en la escritura con sus códices de la época. La existencia de letra carolina redonda en los primeros folios hace suponer que intervino algún monjeprocedente del norte de Italia.
Aunque está en fase de estudio y catalogación, no se tiene constancia que hubiera llegado ningún Beato español a Italia antes de la fecha del manuscrito; lo que no existe duda, es que esta escrito en letra benaventina, que solo fue utilizada en el centro y sur de Italia. Esto supone, o bien llegó algún Beato de España de forma transitoria que sirvió de modelo o monjes llegados del sur de Italia desarrollaran el manuscrito en algún monasterio español.
Tampoco se ha podido estudiar su similitud con algún Beato conocido, aunque por sus miniaturas que ocupan únicamente parte de una columna, excepto tres de ellas que son de media página o de página completa, parece indicar que se parte de una primera versión pictórica. Las imágenes aparecen sobre fondo blanco, no están enmarcadas ni integradas en un paisaje, lo que le hace alejarse del estilo de Magius y acercarse algo al de Florencio. Por otro lado, aunque conserva la estructura y el contenido del original, no tiene relación alguna con la miniatura mozárabe, presentando a veces una composición y un aspecto poco cuidados.
Está escrito en pergamino de baja calidad, con imperfecciones, y en su confección participaron varios copistas, que lo completaron en una sola fase; es decir, el texto y las imágenes van en paralelo (la imagen está imbricada en el texto), lo que supone pensar que el propio copista era el iluminador. En total son 194 páginas de pergamino con una medidas de 25X16 cm. que contienen65 miniaturas con oros.
Folio 174r.Cristo y los cuatro vivientes
Folio 183v. Los cuatro jinetes del Apocalípsis
Folio 227v. La prostituta y un rey
Folio 236r. Combate del Caballero contra la bestia y el falso profeta
Fue realizado, según consta en varias de sus páginas, en el año 1086 por un clérigo llamado Pedro y miniado en su mayor parte por Martino. No se conoce elscriptorium de origen, aunque por sus características se supone leonés. En el año 1203, parece ser, se encontraba en el Monasterio de Carracedo; en la actualidad se encuentra en la Biblioteca del Consistorio de la Catedral de Burgo de Osma desde el siglo XIV, según inventario.
Es un ejemplar que pertenece a la familia I de la versión pictórica, aunque con modificaciones de algunas imágenes, sin poder determinar si son innovaciones de este Beato o provienen de otro anterior que sirviera de modelo. En cuanto a la versión escrita corresponde a la del año 784.
Se considera muy relacionado con el Beato de Lorvao, que escrito cien años más tarde, pertenece a las mismas versiones pictórica y textual, por lo que se supone se copiaron los dos del mismo beato anterior o que el Beato de Lorvao se copió del de Burgo de Osma. No obstante, la calidad del manuscrito español es muy superior a la del portugués.
Aunque esta escrito en letra visigótica, es el primer Beato español que desde el punto de vista iconográfico pertenece al románico. Aunque aun se conserva en él el arco de herradura, se han sustituido los personajes mozárabes por cortesanos y guerreros con cotas de malla y yelmos. Las caras tienen narices convexas y los ojos subrayados; los brazos son muy largos, unidos a los hombros y las manos presentan uno o dos dedos extendidos; los pliegues de la ropa son delineados, naturales, perdiendo la abstracción tenebrosa anterior. Las miniaturas son de gran calidad y expresividad con colores rojo, azul oscuro, amarillos, verde y púrpura.
En total son 166 folios de pergamino escritos en letra visigótica, con 71 miniaturas y con unas dimensiones de 37x 26’5 cm.
Los que reciben por mil años el poder de juzgar y las álmas de los mártires