Este post es fruto de la colaboración con el blog de recetas de cocina “Magia en mi cocina“. Se nos ocurrió que se podía combinar arte y cocina y de esta manera, la autora del blog, Onega, ha elaborado una deliciosa copa de melón con uvas.
Esta obra que presentamos, es una de tantas que pintó Murillo defendiendo el amparo de los pobres y la justicia social demandados por los franciscanos de Sevilla, quienes encargaron al artista el programa del Claustro Chico, donde se exaltaban precisamente las virtudes caritativas de algunos miembros de la orden que pueden considerarse ejemplos de virtud y humildad en el desempeño de su obligación por atender a los pobres.
Las dos figuras aparecen representadas frente a un edificio en ruinas, mostrando gestos de glotonería absoluta. Uno de los niños come un trozo de melón mientras observa a su compañero que está a punto de engullir varios granos de su racimo de uvas. Tanto el uno como el otro parecen absortos en tratar de comer la mayor ración posible.
Los detalles minuciosos no pasan desapercibidos. Por un lado las moscas que reposan sobre el melón abierto y por otro, las plantas de los pies de los protagonistas, completamente sucias, que nos informan, que no hay duda de que Murillo se sirvió de modelos de la calle para que posaran para él.
Esta es sin duda una de las obras más conocidas y emblemáticas del pintor sevillano junto con sus conocidísimas imágenes de la Inmaculada Concepción.
Como os decíamos, inspirada en este cuadro, Onega ha elaborado otra “obra de arte”, que es esta vistosa y refrescante copa de melón y uvas, añadiendo a los ingredientes del cuadro el kiwi, una fruta desconocida para el gran Murillo, pero que le hubiera encantado por su colorido. Esperamos que os guste la receta tanto como el cuadro
Copa de melón y uvas