La precarización de los médicos y las consecuencias para la salud del ciudadano
Por Dr. Salvador Casado . Servicio Madrileño de Salud .
Vincent van Gogh. El pobre y el dinero. Acuarelas, Tiza negra y acuarela opaca, pluma en tinta negra, sobre papel de pergamino La Haya: septiembre - octubre, 1882 Museo Van Gogh
La responsabilidad de sostener el peso de un sistema sanitario recae en gran parte en los hombros de sus profesionales sanitarios. Los médicos asumen en buena parte la complejidad, incertidumbre y el dolor de sus pacientes y tratan de ofrecer las mejores respuestas disponibles. El sistema público español está sometido a muchas presiones, si siguen las noticias las conocen. Como todo gasto social ha sido recortado mientras sigue aumentando la presión asistencial y el número de actos médicos que es necesario desarrollar.
Uno de los fenómenos que se está produciendo es la precarización laboral del médico, con contrataciones temporales del tipo "trabaje jueves y viernes, le damos de baja para no pagarle el fin de semana y vuelva de nuevo el lunes". O los famosos contratos andaluces a un 50% de jornada y a 200 km de distancia. Lo cierto es que el porcentaje de médicos en condiciones laborales precarias es altísimo y que muchos profesionales bien formados están optando por marcharse a otros países. Esto siempre ha pasado pero ahora la situación es mucho más acuciante.
Cuando uno se pone malo espera que le pueda recibir un médico de familia competente pero variará mucho si es el médico de toda la vida que nos conoce bien ó si es un suplente que nos recibe por primera vez. Por muy buena que sea la formación del joven galeno les aseguro no podrá ofrecerles la red de seguridad que constituye un profesional que conoce bien a su paciente. El nivel de pruebas diagnósticas innecesarias, derivaciones a otros especialistas o tratamientos ofrecidos no será el mismo. Pueden figurárselo y yo lo refrendaré.
Es verdad que existe una precarización laboral generalizada que afecta a todo el mercado de trabajo. Sin embargo hay factores a tener en cuenta. Las facultades de medicina exigen los mejores curriculum para su acceso por lo que tratan con el mejor capital humano del país. Por otro lado la inversión para formar a un médico es muy alta. Son seis años de carrera más cuatro ó cinco de especialidad, lo que constituye un enorme esfuerzo personal y social. ¿Nos podemos permitir dilapidar ese esfuerzo y a esos profesionales?
Podemos mantener un sistema sanitario con las fachadas de hospitales y centros de salud relucientes, pero si los profesionales son maltratados por el sistema no serán estos los únicos que sufran. Si no tomamos conciencia de esto como sociedad nos pasará en sanidad lo que está sucediendo con la educación, acabaremos llenos de esplendorosos centros bilingües donde nadie habla bien inglés y el nivel de ignorancia no deja de aumentar. Construir sistemas sanitarios y educativos es una tarea ímproba que requiere incontables esfuerzos, pero por otro lado destruirlos es algo bastante sencillo. Basta privatizar la gestión, disminuir los presupuestos y desincentivar a los profesionales. En pocos años pueden quedar hechos trizas, me temo que estamos siendo testigos y parece que nadie hace gran cosa para evitarlo.
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