Con los resultados que se tienen a la mano, ¿quién ganó en la elección para renovar gobernador en Guerrero? Vamos en orden. En primer lugar, como es evidente, Ángel Aguirre que apostó por competir fuera de las filas de su partido, el PRI, sólo para comprobar una vez más que a los electores les importan más los candidatos que los partidos que los postulan.
Ganan también Jesús Ortega y las dirigencias del PT y Convergencia que se la jugaron con una alianza. Pero también el PAN y su dirección nacional encabezada por Gustavo Madero. Como señalamos hace unos días en este blog, el PAN ya había perdido esta contienda. No tenía nada que ganar y siguiendo los consejos del célebre politólogo Agustín Lara, los panistas vendieron caro su amor. Lo que habría sido una derrota humillante se convirtió – por la gracia de la declinación – en un triunfo al menos parcial. Anoche César Nava y Marcos Parra – el ex aspirante panista - aparecían sonrientes del lado de los ganadores. ¿Cuánto pesó su acto en el resultado final? Resulta difícil decirlo pero bien pueden presumir que algo abonaron a la causa y con eso refuerzan la idea de las alianzas que tanto Jesús Ortega como Marcelo Ebrard y Gustavo Madero quieren vender, en especial rumbo a las elecciones del Estado de México.
¿Y quién pierde? Más allá de Manuel Añorve, que resulta obvio, pierden Beatriz Paredes y Manlio Fabio Beltrones, la líder saliente y el poderoso impulsor que evitaron salir en la foto con su candidato derrotado, lo que confirma – como recordaba alguien en twitter – que la victoria tiene muchos padres pero la derrota es huérfana. No obstante, ésta en particular tiene varias víctimas colaterales, entre ellas Humberto Moreira que tenía tanta prisa por mostrarse como el nuevo líder tricolor, que la derrota en Guerrero cuenta para su gestión aunque formalmente todavía no tenga las riendas del partido.
Finalmente – aunque no por ello menos importante – entre la lista de los derrotados están Elba Esther Gordillo que en esta ocasión iba – gracias a su partido Nueva Alianza – como promotor de Manuel Añorve, lo que muestra que no todos los aspirantes que reciben su bendición se convierten en ganadores; pierde también, y esto es lo más trascendente en el plano nacional, Enrique Peña Nieto. No porque su nombre estuviera en la boleta -aunque hizo campaña en la entidad - sino porque se rompe la idea del inevitable triunfo del PRI. Los tricolores – ya lo hemos explicado antes en este espacio – apuestan por crear la idea de que su triunfo es irreversible y la elección del 2012 será un mero trámite. Elecciones como la de ayer muestran que no es así.
Peña y el PRI pierden porque cada estado que no ganan significa menos recursos para operar, menos presupuesto, menos control territorial, y si bien es cierto que Ángel Aguirre puede volver a las filas del PRI para el 2012, de entrada han perdido la oportunidad de recuperar directamente esa plaza y de vender la ilusión de la ola verde (o la marea roja) que va avanzando por todo el país.
Ahora habrá que ver a Baja California Sur la próxima semana. Ya veremos entonces quién gana y quién pierde