Juan y Pedro vivieron diferentes procesos de fe. Uno caminó más de prisa que otro, uno necesitó más señales que otro. Cada uno de nosotros vivimos de manera peculiar
el camino de la fe.
Lo importante es considerar que Dios nos sigue ofreciendo señales para que descubramos su presencia gloriosa en medio de nosotros. Quien experimenta la existencia resucitada de Jesús en su vida,
aprende a vivir con sabiduría y libertad.
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