La constancia y la toma decisiones
Cierta vez, un pequeño pájaro hizo su nido a las orillas del mar,
pero mientras fue en búsqueda de comida,
el mar vino y se llevó los huevos que ahí estaban.
Consternada, la madre rogó y pidió muchas veces al mar para que le devolviera sus huevos,
sin ninguna respuesta.
Entonces tomó una decisión: secar el mar, para poder recuperar sus huevos.
Con su pequeño pico, el pájaro llevaba agua del mar hacia las montañas.
Los demás animales se reían de sus esfuerzos que eran, obviamente inútiles,
y el mar igualmente consideraba absurdo lo que pasaba,
pues era imposible secar el océano.
De repente, del cielo, apareció un ave gigantesca
que parecía una mezcla entre águila y ser humano.
Mirando el esfuerzo de la pequeña y ya exhausta madre,
el ave se volvió hacia el océano y dijo:
“ Si usted no devuelve lo que ella desea, entonces yo la ayudaré en su tarea…”
Esta vez, el océano no se rió.
Todo lo contrario, se amedrantó y con sus olas,
devolvió a la feliz madre sus futuros hijos.
En la naturaleza, alguien decía en algún momento, no hay el concepto de “basura” – todo se reutiliza.
Como somos parte de la naturaleza el mismo principio se aplica,
pues todo lo que nos pasa en la vida no se desperdicia,
es parte de nosotros para siempre.
Entonces, aunque yo y tú cambiemos completamente,
aunque realmente nos transformemos con relación a lo que éramos,
lo que vivimos antes será útil en el camino.
Si el pájaro decidiera desistir,
tomando otra decisión como la de tener nuevos huevos,
ni siquiera pasaría a ser parte de esta historia – la historia se escribe de héroes, no de desertores.
Por último, siempre hay la posibilidad de que influyan sobre ti.
Amigos, parientes y las circunstancias pueden ser tan benevolentes como negativos.
Sí, es cierto que muchas veces ellos nos abren los ojos y entramos en la segunda posibilidad,
o incluso en la primera, pero una cosa es que nos den ideas y aporten su cooperación,
otra cosa es el hecho de que cualquier decisión tomada, seré yo y tú quienes la viviremos, no los que nos dieron su opinión.
Quizá sea interesante poner a prueba cualquier sugerencia hecha por estas personas.
Por ejemplo, uno puede preguntarse
si la persona está sugiriendo lo que habla con base en el bien del que toma la decisión,
o solo el bien personal y casi egoísta.
Solo se como el pájaro que no se conmovió por las risas de los demás,
siguió con sus pasos sin parar.
CON AMOR NORMIS