EL VERBO CARETEAR
1568, un artículo de Marcelo Héctor Oliveri sobre la palabra caretear. El trabajo de Oliveri es impreciso e incompleto; su desarrollo, zigzagueante, y su conclusión, errónea. Allí dice que caretear significa "fingir capacidad de consumo concurriendo a lugares caros" y "caretear y ser careta son expresiones discriminatorias referidas a las personas de menor poder adquisitivo que aparentan ser ricas y, si les es posible, convertirse en famosos" (sic).
En 2002, la Academia Porteña del Lunfardo publicó como comunicación académica, con el n°
Para echar un poco de luz sobre los significados de esta palabra, comenzaremos señalando su ausencia en el Diccionario de la Real Academia Española (2001) y en el de la Academia Argentina de Letras (2003). José Gobello tampoco la trae en sus diccionarios (Nuevo diccionario lunfardo, 1991; Vocabulario ideológico del lunfardo, en colaboración con Irene Amuchástegui, 1998). En cambio, sí la registra Oscar Conde, en su Diccionario etimológico del lunfardo (1998): "intr. Ser un careta, ser un desfachatado. | 2. Actuar con falsedad, hipócritamente; representar uno lo que no es. | 3. Intentar atraer la atención de otros hacia sí. | 4. Aparecer o mostrarse en los medios de comunicación".
Antes de continuar, es necesario ver qué dicen estos diccionarios sobre careta, ya que se trata de su antecedente directo. El DRAE, en las acepciones pertinentes, sólo la da como sustantivo no aplicable a personas: máscara con la que se protegen los esgrimistas y máscara, fingimiento, disimulo. La Academia de Letras la define como desvergonzado. Gobello, en 1991, la da con el significado de desfachatado, y en 1998, con los de desfachatado, simulador y quien habitualmente no consume drogas. Conde dice: "adj. Atrevido, descarado, caradura. | 2. Falso, que representa lo que no es; hipócrita. || m. y f. Persona formal. | 2. Persona que no consume drogas. | 3. Cigarrillo de tabaco".
Coincido con las definiciones de careta dadas por Gobello y Conde que se refieren al fingimiento y la simulación; con las que hablan de personas que no consumen drogas ilegales y, por extensión, son formales, y con la menos usada de ‘cigarrillo de tabaco’. No me queda tan clara la definición en que coinciden Gobello, Conde y la Academia de Letras acerca de la idea de descaro o desfachatez. En 1991 Gobello la contextúa con un verso de Carlos de la Púa: "Es de los caretas el tipo más puro" (La crencha engrasada, 1928). El Diccionario del habla de los argentinos, con una cita de Juan Mondiola [Miguel Bavio Esquiú] de 1954. Más bien, parece tratarse de una acepción caída en desuso.
Por otra parte, ninguno de estos diccionarios trae la expresión estar o andar careta, que indica que alguien no está bajo los efectos de drogas, generalmente ilegales, en ese momento.
Pero volvamos a caretear. No hay dudas de que significa, como dice la segunda acepción de Conde, actuar con falsedad, hipócritamente; representar uno lo que no es.
La tercera definición de Conde me resulta incompleta. Si es intentar atraer la atención de otros hacia sí, omite lo que me parece más importante: el cómo. Esto generalmente ocurre exhibiéndose, haciéndose ver en lugares que se consideran importantes, trascendentes o apropiados, que están de moda o implican alguna clase de pertenencia.
Así, podría estar careteando alguien que pertenezca al círculo que se supone frecuenta esos lugares y quiera ser visto; alguien que no pertenezca y quiera ser visto para que algunos consideren que pertenece, o alguien que no pertenezca y prescinda de la mirada ajena porque cree que con solo estar allí pertenece. En algunos de estos ejemplos, habría una concurrencia con la acepción anterior, ya que también se trataría de representar lo que no se es. En general, en estos casos se usa con una connotación de frivolidad y en tono despectivo.
La cuarta acepción se emparienta con la tercera, pero parece limitada a personas públicas, que por conveniencia, interés, etc., buscan hacerse ver en los medios de comunicación.
Sin embargo, caretear también se usa como transitivo. Así, uno puede caretear una entrada a un recital, el boleto del colectivo, etc. En este caso, podríamos definirlo como tratar de obtener un bien o un servicio gratuitamente o con algún descuento.
También se puede caretear a alguien. En una reunión de consorcio de un edificio en el que viví un tiempo, una vecina, sexagenaria o septuagenaria, increpó al administrador, harta de las postergaciones y las excusas que demoraban unas reparaciones en su departamento: "¡No me caretee más!", dijo la anciana, y el administrador, molesto, le pidió que se expresara con respeto. No creo que caretear, en este sentido, sea especialmente más irrespetuoso que el de su significado engañar, mentir. Quizá el contexto no fuera el más oportuno, o resultara inesperado ese término en boca de una señora entrada en años.
Con este sentido, presumo un matiz más: el de engañar adoptando un discurso y una actitud formales, oficiales, conservadores, etc.
En ocasiones, el complemento directo, expresado por el pronombre la, se suma al verbo, pero no queda claro qué se caretea: en "estuvo careteándola toda la noche" o "no pueden caretearla más", quizá se refiera a la situación, o a eso que uno finge ser o, como ocurre con otros verbos, simplemente tenga un valor expresivo, pero carente de significado.
En fin, se trata de una palabra cuyo registro más antiguo, salvo que alguien ofrezca un dato novedoso, tiene casi un cuarto de siglo. Charly García la usó en su canción Perro andaluz, grabada por su grupo Serú Girán en 1979. Allí dice: "Te encanta caretear, / ser aceptada donde te odian más".
No obstante todo el tiempo transcurrido, son muy pocos los investigadores que la han tenido en cuenta. Menos aún son los que la han tratado con seriedad. Este texto trata de sumar una contribución en orden a clarificar sus usos y significados.
EL VERBO RESCATARSE
En abril de 2003, en la segunda entrega de la sección "50 palabras que no están en los diccionarios lunfardos", la registré con los significados de abandonar el consumo de sustancias –legales o no– que alteran el estado de conciencia y cesar en cualquier actividad perjudicial, condenable, etc..
Una de las palabras lunfardas surgidas en los últimos años es rescatarse. La escuché por primera vez aproximadamente en 1998 (o, al menos, es el primer recuerdo que tengo de ella, de que me llamara la atención y la recordara). Caminaba por la vereda de la casa de uno de los punteros de mi barrio, en Buenos Aires (no voy a decir dónde... Además ya se mudó... o está en cana...), y dos jóvenes de unos 25 años hablaban de un tercero: "Lo que pasa es que no se rescata". El contexto, su aspecto, el humo dulce que transformaba a los transeúntes en fumadores pasivos cada vez que pasábamos por allí daban pistas acerca de qué era rescatarse.
En 2000, el programa de televisión Okupas, que retrató con suceso ciertos ambientes marginales de la ciudad y sus alrededores, dando cuenta, junto con la cumbia villera, de un derrumbe social que ya había comenzado, puso en boca de los protagonistas esta palabra: "Rescatarse. Disimular o recuperarse de una intoxicación etílica o química. ("Loco, rescatate un poco que estás haciendo bardo"). || Guardar la compostura. ("Gordo, no te rescatás ni ahí vos")". Las definiciones y los ejemplos están tomados del Glosario Okupa, que lamentablemente ya no se puede consultar en internet. Esta página traducía varias de las expresiones características de los protagonistas del programa; algunas, crípticas aun para oídos atentos.
Luego, la encontré en las diferentes versiones del Diccionario Chabón que se encuentran en internet. En una, actualizada por última vez en abril de 2001, dice: "Rescatar. v. Adoptar una actitud responsable frente al descontrol generalizado. "Rescatate, loco, no podés estar de la gorra en el laburo". [Especialmente, frente al propio descontrol; abandonar actividades que ponen en riesgo a uno mismo, especialmente el consumo de sustancias consideradas dañinas para el cuerpo]".
En 2001, en pleno auge de lo que se dio en llamar cumbia villera, el suplemento Sí! del diario Clarín realizó un informe sobre el tema y lo ilustró con una recopilación de palabras utilizadas en ese ámbito. Entre ellas, aparecía rescatarse: "Disimular o regresar de una intoxicación etílica o química". No sé quién inspiró a quién: si el sitio de Okupas al diario, o viceversa. (En el recorte que tengo no aparece la fecha, y cuando lo busqué en internet no lo encontré. Agradeceré a quien me pueda dar datos sobre la fecha exacta de publicación).
Ese mismo año, en el vocabulario de Tangueces y lunfardismos de la cumbia villera, Marcelo Oliveri y José Gobello hicieron suya la definición del suplemento Sí! En 2004, estos autores publicaron su Novísimo diccionario lunfardo, en el que insisten con la definición comentada. A fines de ese año, Oscar Conde editó la segunda versión de su Diccionario etimológico del lunfardo, en la que, tomando como referencia nuestra definición y la del Diccionario Chabón, se explaya: "Rescatarse. intr. Abandonar el consumo de drogas. || 2. Adoptar una actitud responsable en un momento de descontrol, sea debido a un estado de euforia natural, sea provocado por el consumo de drogas o alcohol. || 3. Disimular la embriaguez. || 4. Dejar de actuar de manera condenable. || 5. Comportarse correctamente. (Por ext. del español rescatar)".
En el ínterin, Fernando García publicó una columna en el diario Clarín, "Las épocas y el sentido de las palabras" (26-7-04), en la que trazó el itinerario de esta voz "desde que la incorporó la cumbia en algún momento de los 90. De allí saltó a maxiquioscos veinticuatro horas y esquinas reemplazando la idea del aguante". La ubica como sinónimo de ponerse las pilas (y de hacerse cargo) y ejemplifica: "No puede ser... esperamos dos horas un tren y después te lo paran en cualquier parte, que se rescaten. Los que tenían que rescatarse, según una joven e indignada pasajera del Ferrocarril Sarmiento, eran los concesionarios del tren".
A partir de las definiciones comprendidas en la de Conde, más la de García y aun dos más (darse cuenta, del Pequeño Diccionario Tumbero, y rescatate: significa que te controles, Los Diablitos de Romero, N° 7, revista editada en el barrio Romero por el MTD La Plata, surge la duda acerca de los significados con que se usa esta palabra.
Una búsqueda en Google nos permite encontrarla fundamentalmente en foros, libros de visitas y otros sitios que consienten la participación de los internautas. Allí comprobamos que se usa básicamente, además del infinitivo, en presente del indicativo, en especial, en oraciones negativas ("No se rescata"), en pretérito indefinido o pretérito perfecto simple ("Me rescaté") y, sobre todo, en imperativo ("Rescatate", "Rescátense").
El lunfardo, en cuanto conjunto de sinónimos, define los significados fundamentalmente a partir del contexto, de la entonación y la intención que se pretenda darle al discurso. Así, es dificultoso deducir el contexto en frases muy breves, en diálogos donde prima lo implícito, en pedidos o exigencias que se verbalizan espontánea o extemporáneamente, o en esa comunicación mixta que combina palabras e íconos.
Un gran grupo de ejemplos se refiere a cambiar una conducta o un comportamiento que es visto por quien emplea la palabra como inadecuado, condenable, censurable, reprensible, perjudicial, comprometedor, etc. A su vez, este conjunto puede dividirse en al menos dos subgrupos. El primero que analizaremos nos devuelve al significado de aquellos vecinos, dejar de consumir sustancias nocivas. No me queda claro si se establece una distinción entre abandonar definitivamente el consumo y suspenderlo por un lapso –que podría abarcar desde ese preciso momento a un corto tiempo–, o si solo se trata de moderarlo. Ejemplos ilustrativos (como en todos los que reproduciremos, se ha corregido la ortografía) son "Chicas, rescátense y no se pongan más en pedo", "Rescatate y dejá de fumar porque te vas a morir", "Así me gusta estar, / no me rescato más. / Yo me quiero morir / fumando sin parar" (De gira en gira, Eh! Guacho), "Guacho, guachito, / que jugaste con la chala... / Rescatate, / largá la maría juana" (El guacho, El Indio). (Una observación sobre esta última canción. La letra que se encuentra en internet, enviada por una fan, tiene el siguiente estribillo: "Guacho, guachito, / te fugaste con la chala. / Guacho, guachito, / largá la mariajuana". Sin embargo, los versos que transcribimos primero, tomados de la sección de espectáculos del matutino Clarín del 3-6-01, coinciden con los que recordamos haber escuchado en presentaciones de este grupo en programas televisivos).
Con este sentido, también encontramos el uso del participio pasado: "Te olvidás cuando andabas conmigo, / re loca tomabas vino, / y ahora sos una piba rescatada / que ya no andás empastillada" (Qué va a ser de ti, Damas Gratis), "Desde el 21 de septiembre que no fumo, estoy rescatadísimo, pero ando con altas ganas de quedar reeeeeeeee LAKA!!!".
Luego, quizá como una extensión de ese significado, quizá como un significado original del cual el anterior es una especialización, encontramos lo que podemos definir como cesar en cualquier actividad o comportamiento perjudicial, condenable, comprometedor, etc., para sí o para otros. La gran mayoría de los ejemplos emplea el modo imperativo, y ese uso admonitorio puede orientarse hacia la amonestación, el consejo, la exhortación o la amenaza lisa y llana: "Cambió en que me cuido ahora. Porque ahora sé lo que significa el VIH, sé lo que es. Cambió en el compartir, yo misma les hablo a mis amigos, les digo: Loco, rescatate, que te podés infectar", "Rescátense y háganse cargo de que fueron una moda", "Rescátense, que se va a prender fuego el lugar", "Che, rescatate un cacho, te vas a quedar sin ojos de tanto jugar", "¿Qué contestás con mi nombre? ¡Rescatate, gil!", "Alejate, boló, alejate, no, no, en serio, rescatate. Si querés bardearlo, bardealo por allá; al lado mío, no: el chabón vino de onda, no lo zarpes", "Rescátense y pongan el ringtone del Superagente", "Che, loco, ¿Por qué no te rescatás y te dejás de joder?".
Como vemos, este dejar de hacer algo puede abarcar desde hacer lío hasta comportarse de modo agresivo, desaprensivo, tonto o banal, pasando por dejar de abstenerse de hacer algo que se omite adrede o no. En ocasiones, no se trata de cambiar una conducta particular, sino un modo de ser: "¡Mirá que sos terrible pancho, eh? ¡No te rescatás más, gilazo!", "Menos Quechuax... Ese no se rescata más... Pero el resto son todos locos que valen la pena", "Personas que no se rescatan más... son newbies y morirán así".
Sin embargo, también se encuentra el uso de la primera persona del indicativo: "El que lo veía no hubiera pensado jamás que éramos un grupo de compañeros en su viaje de egresados. La pasé bien, me rescaté mucho, disfruté de otras cosas. No todo es sexo y droga", "Descontrolado, / yo soy un delirado, / un loco y un pirado, / y sé que no puedo cambiar. // Descontrolado, / yo soy un buen muchacho, / pero un poco borracho, / y no me puedo rescatar" (Descontrolado, Guachín), "A mí me re cabe la joda, / no me puedo rescatar... / A mí me re cabe la gira, / vamos todos a tomar..." (Fin de semana, La Rama), e incluso la segunda: "Visto y considerando que te rescataste, no voy a decir nada".
A veces se dice de qué hay que rescatarse, qué se debe evitar ("Por el boxeo me rescaté de las juntas", "Me rescaté de los vicios"), o con respecto a qué hay que rescatarse y cambiar lo que se hace o lo que se dice: "Rescatate con la cumbia, porque te agarramos entre todos y te fajamos", "Rescatate con lo que decís, porque si no vamos a andar mal", "Rescátense con el Trivi, es el pibe más piola y más bueno que hay... Dejen de joder que no es ningún careta, giles".
Este resumen nos permite considerar compatibles con los ejemplos las acepciones de Conde. Consideramos que las dos últimas que ofrece este autor tienen mucho en común y que la tercera, disimular la embriaguez, puede incluirse en la segunda, sin olvidar que el uso de rescatarse no se limita a la turbación producida por la ingesta excesiva de bebidas alcohólicas, sino que también se refiere a la que resulta del consumo de otras sustancias psicoactivas, legales o no.
Además, en menor medida, hallamos otros significados, más recientes, que parecen corresponder a un estadio de constante mutación de los sentidos de esta palabra, los cuales podrán consolidarse o no.
Una parte de la definición más repetida, disimular o regresar de una intoxicación etílica o química, está mencionada por Conde en su tercera acepción. Nos queda averiguar qué se entiende por "regresar de una intoxicación" o por "recuperarse" de ella. En el caso de esta palabra, el ejemplo de Okupas no nos ayuda demasiado. En cuanto a regresar, no sabemos si se refiere a la posibilidad que brinda o no la sustancia en cuestión de interactuar con los demás bajo sus efectos, es decir, de mantenerse en contacto con la realidad de forma que se pueda establecer una relación con el mundo careta, o si, en cambio, se vincula con el momento en que la sustancia deja de hacer efecto y se retorna a la normalidad, lo que, pensamos, encajaría en el concepto de recuperación. Los siguientes ejemplos nos hacen decantarnos por la opción de la interacción: "El lanza es algo a la vez increíble, pero aterrador: sentís cómo se te fríe el cerebro mientras te comés un viaje en el cual no te podés rescatar", "Es más leve que el alcohol. La mayoría de las veces, si te querés rescatar, te rescatás de lo más tranca, pero es mejor, porque te reís absolutamente de cualquier cosa".
En este sentido, también encontramos un uso conativo de este verbo, que no sólo llama a modificar una conducta impropia, sino que funciona como voz de aliento, de estímulo, para arengar, si queremos usar otra palabra de moda, incitando a hacer algo en particular, o también quizá en términos generales, o a dejar de hacerlo. En estos casos, consideramos que es posible su reemplazo por ponerse las pilas, no necesariamente interpretada en los sentidos recogidos por Conde, animarse, disponerse, decidirse a hacer algo con energía y voluntad, concentrarse en una tarea para llevarla a cabo eficazmente; Gobello y Oliveri, avivarse, prestar atención; el DIHA, concentrarse en una tarea para llevarla a cabo eficazmente; o el DRAE, fr. coloq. Disponerse a emprender algo con energía y resolución, sino como una expresión usada con el propósito último de enfatizar el discurso: "¡Vamos, carajo, pónganse las pilas, rescátense y juéguense, y ya está!", "¿Se van a rescatar? ¿Se van a poner las pilas?", "Rescatate, ponete media pila y pensá aunque sea un poquito antes de apoyar un dedo sobre tu teclado" o "Che, a ver si se ponen las pilas y avisan de dónde y cuándo, y a qué hora salen los micros a Rosario. Rescátense y avisen a la gente".
El mencionado significado de controlarse, o serenarse, tranquilizarse, como dice el Matalunfa de El Ortiba, puede incluirse dentro de lo abarcado por cesar en una actividad condenable o perjudicial, en este caso, la de comportarse de forma desmedida. En ocasiones, hallamos usos que podemos considerar limítrofes: "Por eso me bardeás tanto, porque me tenés una envidia que no te rescatás" puede valer estrictamente por controlarse, pero también referirse a un comportamiento inapropiado.
De darse cuenta no encontramos ejemplos que nos resulten inequívocos. "Muchos piolas no se rescatan que o se está divirtiendo o tiene un trago en la mano y en el momento que se avivan la invitan a bailar", "Ayer vi la foto y pensé que tenías un gorro verde, y hoy me rescaté que era una víbora... Me parecía feo el gorro", "Valentina A. Dejá de hacerte la linda... Rescatate que seguís siendo una nenita de papá" nos hacen temer algún error de tipeo u otra dificultad en la expresión. También hallamos "Y rescátense ustedes mismos de la mala idea de lo que es el AGGRO". Si los damos por buenos, debemos señalar nuestra sospecha de que sea un uso influenciado por el castellano percatarse, pero desandar el terreno de las etimologías puede ser arriesgado. Aún más: el ejemplo sobre Valentina nos retrotrae a lo señalado por García sobre el uso de rescatarse en lugar de hacerse cargo.
Le podemos atribuir, incluso, otro significado a nuestro polisémico verbo, el de comportarse solidariamente: "Me abrieron causa de rastrero, / hasta mi casa me vinieron a buscar. / Mi viejita se rescató / y les dijo: Mi hijo no fue". (La bolsa de Papá Noel, Corré, guachín), "Quiero mandar saludos a los chicos de San Miguel, y si alguno se rescata que me mande un mail", "Rescátense y acompáñenlo".
Por último, también hallamos un uso transitivo, mucho menos frecuente, como el que se ve en los ejemplos "El otro día él bardió, loco, y yo me comí tres días en Ezeiza, ¿Sabés? Vos, amigo, quedate tranquilo, no pasa nada, yo lo rescato", "Rescatate, si no, te voy a rescatar yo y todos los vagos de la villa, ¿Eh?". Aquí nos encontramos con una acción persuasiva, intimidatoria o sencillamente coactiva que se ejerce sobre otra persona para que se rescate, interpretado nuestro verbo fundamentalmente en el sentido de abandonar una conducta impropia.
Además, se utiliza con cierta frecuencia un uso extensivo de la primera acepción que da el DRAE 2001, recobrar por precio o por fuerza lo que el enemigo ha cogido, y, por ext., cualquier cosa que pasó a mano ajena, cuya última parte excede el uso estándar en Buenos Aires. Ejemplos como "Rescatamos unos vinardos" o "Nos rescatamos un par de minas re trolas, re en pedo" permiten bosquejar una definición como conseguir algo a cambio de dinero, o por la propia habilidad, haya o no consentimiento en este caso.
Antes de finalizar es necesario aclarar que si bien todos los ejemplos que ofrecemos del uso de este verbo en canciones corresponden a la llamada cumbia villera, se trata de una palabra que es usada igualmente por jóvenes seguidores de grupos de rock, e incluso se la halla en labios de entusiastas de la música electrónica, aunque en este caso el uso se refiere casi siempre al consumo de drogas. ¡Hasta aparece en el libro de visitas del sitio del Liceo Militar!
Con respecto a la etimología, la tercera acepción del DRAE es, seguramente, la pista a seguir en cuanto atañe a los significados principales de esta palabra: "Liberar de un peligro, daño, trabajo, molestia, opresión, etc., usado como transitivo o como pronominal. Más todavía: en este ejemplo, ¿El uso de rescatarse es lunfardo o está en consonancia con el DRAE?: "De regreso a Buenos Aires, trató de rescatarse del exceso europeo". Aquí vemos que es el contexto el que puede definir las cosas: en una nota periodística puede adquirir una connotación diferente de la que toma en boca de un joven consumidor de marihuana y cerveza.
Ya nos referimos a la extensión del significado ortodoxo en el caso del uso transitivo. En otros significados, puede que no sea descabellado encontrar vestigios o interferencias de recato o recatado e incluso de retractarse. Tampoco debe olvidarse la canción Emotional rescue (Rescate emocional), de los Rolling Stones, como posible disparador del concepto de rescate. Al mismo tiempo, la idea de una palabra usada sobre todo por jóvenes que remita a ponerse a salvo, a salir de un peligro por uno mismo, tal vez no sea casual ni inocente y revele un significado más profundo que todos los que aquí apuntamos.
Nora López