"La mentira tiene patas cortas", los cocodrilos también, y te pueden devorar.
"El que las hace, las paga", pregúntenle a las víctimas de persecuciones, encarcelamientos injustos, justicia acomodaticia, corralitos, corralones, devaluaciones, estafas, robos a mano armada, despidos masivos, ajustes varios y violaciones de todo tipo, a ver si las estadísticas arrojan datos alentadores acerca del castigo a los culpables.
"Al que madruga, Dios lo ayuda", pensemos en los millones de porteños y bonaerenses del conurbano que hacen colas bochornosas a la madrugada para llegar a tiempo a sus trabajos y son sometidos a esperas, dilaciones, malos servicios y desconsideraciones múltiples para abordar trenes destartalados, colectivos guiados por choferes cansados y malhumorados, que deben sortear baches, piquetes y manifestaciones para llegar a oficinas y fábricas que no saben de razones que justifiquen las llegadas tarde y que aplican el descuento con severidad digna de Suiza o Alemania en una buena época. Habría que agregar al refrán "Al que madruga, Dios lo ayuda" una segunda parte más grosera, pero no menos cierta: "Al que madrugó, Dios lo embromó" (con todo respeto).
"El hábito no hace al monje", es más: hay monjes que no se sacan el hábito para sus malas acciones y acosos sexuales varios.
"Más vale pájaro en mano, que cien volando", eso siempre que el pájaro en mano no te haga un regalito mucho más difícil de eludir que los que vengan de arriba.
"Nadie se muere en la víspera", ni al día siguiente.
"Perro que ladra, no muerde", no te arriesgues con un dóberman con hambre.
"El tiempo todo lo cura", en el caso del que escribe es todo lo contrario. El tiempo todo lo agrava, desde olvidos imperdonables (llave del gas abierta, paraguas extraviados y dudas metafísicas como: ¿Me puse la dentadura postiza?, ¿Tomé o no tomé la pastilla que me tocaba?, ¿Cerré las ventanas antes de salir?) hasta reumas, dolores, jaquecas y cansancio permanente; todo ha crecido y de cura ¡nada, monada!
"No hay peor sordo que el que no quiere oír", ¡Sí, lo hay! El que por sordo no escucha el silbato del tren y cruza alegremente el paso a nivel.
"Errar es humano, perdonar es divino", pero cuando por una o varias erradas gubernamentales uno pierde empleo, ahorro, vivienda, educación y seguridad, la esencia divina del perdón brilla por su ausencia y prevalece un instinto de venganza que nos hace recordar a toda la parentela de esos gobernantes muy humanos, pero detestables.
"Partir es morir un poco", pero si uno abandona un infierno y busca un mejor futuro, partir es intentar revivir y nada tiene que ver con la muerte.
Y no hablemos de las grandes frases de héroes y próceres. Sarmiento dijo un día, en mala hora: "Las cosas hay que hacerlas, hacerlas mal, pero hacerlas", y los argentinos tomamos al pie de la letra la primera parte y las hicimos mal. ¡Pobre Don Domingo!, si supiera lo mal que las hemos hecho.
Y San Martín dijo: "Serás lo que debas ser o no serás nada", y en este caso hemos valorizado la segunda parte, o sea, no ser nada, y nos hemos olvidado la primera, o sea, "ser lo que debemos ser".
Hay frases muy desafortunadas y creer en su veracidad es ser tonto de nacimiento.
"El país trabaja y avanza", "Estamos en el primer mundo", "El que apuesta al dólar, pierde", "Estamos condenados al éxito", "¡Estamos ganando en Las Malvinas!" y siguen las frases que el lector con su memoria podrá agregar a esta lista.
Refranes, dichos, slogans, verdades relativas, mentiras flagrantes, estupideces, ilusiones y obviedades salpican nuestra existencia y nos hacen construir países imaginarios donde todo está bien y donde las contradicciones no tienen lugar. Pero el diario vivir, la contundencia de la realidad, con sus verdades más desnudas que vedettes de revista, echan por tierra teorías y leyendas que el "saber popular" destruye con su lógica demoledora.
También se dice que "Las mortajas no tienen bolsillos" y, sin embargo, matamos por un peso más o menos, total, los que se mueren son los otros, ¿Viste?
El autor es actor y escritor