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El Reino de los Sueños: Aves Argentinas : La Tijereta
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: 2158Fenice  (Mensaje original) Enviado: 19/02/2010 07:47

Una leyenda es una narración oral o escrita, en prosa o verso, de apariencia más o menos histórica, con una mayor o menor proporción de elementos imaginativos.

Pueden ser religiosas, profanas o mixtas, según el tema del cual traten. Las leyendas también pueden ser populares (de formación más o menos espontánea o inconsciente),

eruditas o fruto de una combinación de elementos de ambos orígenes. Pueden haber sido inicialmente eruditas y haber conseguido, después, una gran popularidad.

Sin importar la extensión que tenga -aunque por lo general es corta- el rasgo que la define es su tema. La leyenda siempre es un relato que pretende explicar un fenómeno natural -como las tempestades, los lagos, los terremotos-,

sobre animales u otros elementos contando una historia fantástica.

Como ejemplo, la leyenda de la Laguna del Inca, de intenso color verde, dice que en el fondo de sus aguas está enterrado el cuerpo de una princesa inca, cuyos ojos eran de ese color, quien murió el día en que acababa de casarse.

Su dolido esposo no quiso enterrarla, sino dejarla allí, y cuando lo hubo hecho, las aguas transparentes se tornaron del color que conservan hasta hoy.

Como en toda leyenda, esto pasó hace muchísimo tiempo, y la narración fue pasando de boca en boca, de generación en generación, hasta que alguien acertó a escribirla.

Por esto decimos que las leyendas se originan en forma oral u escritas.

 
 LA TIJERETA  
 
Dedicaremos mucho espacio a algunas leyendas preciosas sobre las aves argentinas,patrimonio cultural y natural de nuestra tierra.
 
Tyrannus savana
Largo del cuerpo : 38 cm.
Familia: Tyrannidae
Autor de la ficha: Norberto Montaldo
Se la llama así por su larguísima cola, que con frecuencia abre y cierra como una tijera. Es más larga que el cuerpo y en el macho supera los 25 cm. En primavera la Tijereta llega a la llanura pampeana para reproducirse. Se la encuentra en lugares abiertos, en ellos posa a no mucha altura y hace largos vuelos cazando insectos. Durante la época de cría forma parejas, luego es gregaria y puede reunirse en gran número cuando migra hacia el norte de Sud América, donde pasa el invierno y consume muchos frutos. La voz es un conjunto de notas metálicas, que pueden tornarse en fuertes chirridos. El nido es una taza poco profunda hecha con fibras y tallos herbáceos, lo ubica en sitios bastante visibles de árboles y arbustos. Defiende su nido y territorio con agresividad (en la cabeza tiene oculta una corona amarilla, que muestra si se excita) persiguiendo aves mucho mayores, como los Chimangos.
Provincias en las que habita
Buenos Aires - Catamarca - Chaco - Chubut - Cordoba - Corrientes - Entre Rios - Jujuy - La Pampa - La Rioja - Mendoza - Misiones - Neuquen - Rio Negro - Salta - San Juan - San Luis - Formosa - Santa Fe - S. del Estero - Tucuman - Santa Cruz -
 
LEYENDA GUARANI'
 
Tupá: Dios bueno.
Ibaga: Cielo.
Eíra: Miel.
Yetapá: Tijera.
Anga: Alma.
Jhuguay: Cola.
Jhuguay-Yetapá: Tijereta
 
 
Sucedió hace muchísimos años.

Tupá había decidido que las almas de los que morían y que debían llegar al cielo, lo hicieran volando con unas alitas que Él enviaba a la tierra por medio de sus emisarios. Claro que para los mortales esas alitas eran invisibles.Una vez que el alma llegaba al ibaga, Tupá destinaba esa alma a un ave que Él creaba con tal objeto, de acuerdo a las características que hubiera tenido en vida la persona a quien pertenecía.En un pueblito guaraní vivía Eíra con su madre. Ésta, que había quedado imposibilitada, dependía para todo de su hija, que a su vez se dedicaba a atenderla y cuidarla, ganándose la vida con su trabajo.

Eíra era costurera, y para tener a mano la yetapá que tantas veces necesitaba, la llevaba colgada a la cintura, sobre su blanco delantal, por medio de un cordón oscuro.

Muy trabajadora y diligente, a Eíra nunca le faltaban vestidos para confeccionar, de manera que era muy común verla con tela y tijera, cortando nuevos trabajos.

Se hubiera dicho que la tijera formaba parte de ella misma. Por la mañana, al levantarse y luego de haberse vestido, lo primero que hacía era atarla a su cintura teniéndola pronta para usarla en cualquier momento.

Viejecita y enferma como estaba, y a pesar de los cuidados que le prodigara, la madre de la laboriosa Eíra murió una noche de invierno, cuando el frío era muy intenso y el viento soplaba con fuerza.

Grande fue la pena de esta hija buena, dedicada siempre y únicamente a su madre y a su trabajo.

Desde ese momento quedó sólo con su tarea, a la que se entregó con más ahínco que nunca tratando de distraerse, porque su pena era muy intensa y la desgracia sufrida la había abatido de tal forma que perdió el deseo de vivir.

La tijera así suspendida acompañaba el ritmo de su paso y brillaba el reflejo de la luz, cuando la costurera se movía de un lugar a otro.

No mucho tiempo después de la muerte de su madre, la dulce y sufrida costurera enfermó de tristeza y de dolor, tan gravemente que no fue posible salvarla.

Eíra había sido siempre buena, excelente hija y laboriosa y diligente en sus tareas, por lo que Tupá llevó su anga al cielo.

Allí creó para albergarla un pájaro de plumaje negro, con la garganta, el pecho y el vientre blancos. Omitió los matices alegres y brillantes considerando que su vida había sido humilde, opaca y oscura, aunque llena de bondad y sacrificio.

Cuando Tupá hubo terminado su obra, Eíra se miró y miró a Tupá como intentando pedirle algo.

El Dios bueno, que conoció su intención, dijo para animarla:

-¿Qué deseas, Eíra? ¿Qué quieres pedirme?

Conociendo la amplia bondad de Tupá, comenzó humilde y avergonzada a pedir… ¡ella que jamás había pedido nada!

-Tupá… Dios bueno que complaces a los que te aman y respetan… yo desearía…

-¿Qué es lo que quisieras, Eíra?

-Tú sabes que durante toda mi vida sólo al trabajo me dediqué y quisiera tener un recuerdo de lo que me ayudó a vivir…

-Dime, entonces… ¿qué es lo que deseas?

-Yo desearía tener una tijerita que me recordara la que tanto usé en mi vida en la tierra y que contribuyó a que sostuviera a mi madre…

Encontró Tupá muy de su agrado el pedido de la muchacha, por la intención que lo inspiraba, y tomando las plumas laterales de la cola las estiró hasta dar a la misma la apariencia de una yetapá, como lo deseara la costurera, otorgándole, además, la propiedad de abrirla y cerrarla a su voluntad, tal como hiciera durante tanto tiempo con la de metal con que cortara las telas.

Por la semejanza, precisamente, que tiene la cola de esta ave con la tijera, la llamamos tijereta.

 

 
 


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