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El rincón de la poesía: Poesías Otoñales
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Da: 2158Fenice  (Messaggio originale) Inviato: 22/09/2010 08:49

                                     

                                                                                                                                                                                                                                                         

SEGUIDILLAS DE OTOÑO 

José Luis Muñoz          

Dicen que viene el frío
por la alameda,
que se acortan los días,
y que en la sierra
llora el romero,
y que el brezo y la encina
se están durmiendo.

Que las piedras del río
visten de blanco
sus lisuras de sombra;
y el musgo opaco,
junto al sendero,
entre acebos y jaras
se va escondiendo.

Compás recio de otoño,
- pintor sereno -
tinte que en su paleta
dibuja un sueño.
Sueño que espera
un álamo sin hojas
que inerme sueña.

Tercos colores. Tierra.
Tarde dorada,
ocre, ambarina y nieve.
Y en la montaña
hielo y recuerdo
que entre maraña y pinos
esboza el tiempo.

Dicen que viene el frío
por la alameda,
que la jara del río
inerme sueña;
y que el sendero,
entre acebos y encinas,
huele a romero.

                                    

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                                                                                                                    
Canción Otoñal
 

Hoy siento en el corazón
un vago temblor de estrellas,
pero mi senda se pierde
en el alma de la niebla.
La luz me troncha las alas
y el dolor de mi tristeza
va mojando los recuerdos
en la fuente de la idea. 

Todas las rosas son blancas,
tan blancas como mi pena,
y no son las rosas blancas,
que ha nevado sobre ellas.
Antes tuvieron el iris.
También sobre el alma nieva.
La nieve del alma tiene
copos de besos y escenas
que se hundieron en la sombra
o en la luz del que las piensa. 

La nieve cae de las rosas,
pero la del alma queda,
y la garra de los años
hace un sudario con ellas. 

¿Se deshelará la nieve
cuando la muerte nos lleva?
¿O después habrá otra nieve
y otras rosas más perfectas?
¿Será la paz con nosotros
como Cristo nos enseña?
¿O nunca será posible
la solución del problema? 

¿Y si el amor nos engaña?
¿Quién la vida nos alienta
si el crepúsculo nos hunde
en la verdadera ciencia
del bien que quizá no exista,
y del mal que late cerca? 

¿Si la esperanza se apaga
y la babel se comienza,
qué antorcha iluminará
los caminos en la tierra? 

¿Si el azul es un ensueño,
qué será de la inocencia?
¿Qué será del corazón
si el amor no tiene flechas? 

¿Y si la muerte es la muerte,
qué será de los poetas
y de las cosas dormidas
que ya nadie las recuerda?
¡Oh sol de las esperanzas!
¡Agua clara! ¡Luna nueva!
¡Corazones de los niños!
¡Almas rudas de las piedras!
Hoy siento en el corazón
un vago temblor de estrellas
y todas las rosas son
tan blancas como mi pena. 

Federico García Lorca
 

                                                                                                               
Otoño, 1974
 
 
  
Tan hermosa es la tarde,
tan de cristal el cielo,
que en mi frente se aniña
la tristeza que llevo.

Raya un pájaro al aire
con su pico de fuego...
en mis manos, sus alas
me derrama un momento.

Los árboles, al fondo
de la luz, mudos, quietos,
dejan caer sus últimas
alhajas en silencio.

Es otoño el motivo
de la hermosura. Siento
su pulso rumoroso
señoreando el viento.

Si yo pudiera ahora
ser como fui otro tiempo...
latido del paisaje,
total advenimiento

de la tarde que cruzo
¿Hacia dónde? No tengo
ni siquiera caminos...
Los ha borrado el miedo
 
ANGELINA GATELL
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



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