A los 13 años, la precoz artista dejó su Ramos Mejía natal para estudiar el secundario en Bellas Artes de la Capital. Cuatro años más tarde, publicó su primer libro, Otoño imperdonable, con el que recibió el segundo premio Municipal de Poesía. Además, Walsh escribió durante varios años para LA NACION.
"A partir de la muerte de Eva [Perón] se endureció mucho la censura. No quiero decir que me haya exiliado, pero preferí tomar distancia", contó sobre su estadía en París entre 1952 y 1956. Fue allí donde comenzó a escribir libros para chicos, con Tutú Marambá.
María Elena dejó un legado indeleble en la literatura infantil con obras que fueron llevadas al teatro en diversas oportunidades e incluso llegó al cine con el film de Manuel García Ferré, Manuelita. Además, sus textos fueron traducidos al francés, al italiano, al inglés, al sueco y al hebreo, y le valieron premios literarios en el país y en el exterior.
"Creo que la gente sigue haciéndoles escuchar mis canciones a los chicos porque las consideran como una suerte de tesoro familiar". Así, la compositora explicó a este medio la razón de su vigencia en 1997, cuando un conjunto de cantantes, entre ellos, Joan Manuel Serrat, Palito Ortega y León Gieco, grabaron un tributo en CD con sus canciones.
Además de ser un símbolo que marcó la infancia de muchas generaciones, Walsh también incursionó en diversos géneros, como el folklore (con el reconocido dúo que compartó con Leda Valladares en los años 50), composiciones para adultos ( Como la cigarra , Serenata para la tierra de uno ), poemas, ensayos, guiones para cine y TV, y memorias.
Fue nombrada ciudadana ilustre de Buenos Aires, Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Córdoba, personalidad ilustre de Buenos Aires y, entre diversos reconocimientos, la escritora fue homenajeada por sus pares en 2008.
En 2008 publicó Fantasmas en el parque, una novela - autobiografía, en la que, con la lucidez y la ironía que constituyen dos de sus señas más reconocibles, la compositora instaló la vida en el Parque Las Heras, donde transcurrían personajes reales y fantasmagóricos, entre los que podemos reconocernos.
María Elena también estuvo relacionada con la política. Además de analizarla desde sus columnas de opinión, en 1985 fue designada por el entonces presidente Raúl Alfonsín como integrante del Consejo para la Consolidación de la Democracia, donde se desempeñó hasta 1989. También logró trascendencia su postura crítica a la instalación de la polémica "carpa blanca" de los docentes en 1997. Sin embargo, en los últimos años, la escritora decidió alejarse de la política hasta manifestarse "escéptica" en una entrevista con este medio, en 2005.