Las cosas
Tienen las cosas diálogos callados de lo que son o encarnan; están vivas, si bien sus almas son contemplativas, en mística quietud de iluminados.
Oigo su voz en tonos apagados de palabras simbólicas, furtivas, al detenerme inmóvil, relativas a su invisible interacción y estados.
Aprendo de ellas a vivir en calma. Si la tormenta desordena el alma, me dan las cosas su actitud serena;
me enseñan fortaleza en la derrota, y a beber de la vida gota a gota, que quien bebe de prisa se envenena.
Pérdida
Tanto debo de andar … Larga es la senda, proliferando las bifurcaciones que nos ofrecen súbitas opciones, mas, una vez tomadas, sin enmienda.
Sólo hay pasos al frente; quien pretenda retroceder, ya en años o emociones, no hallará sino grises panteones en lo que fuera ayer nuestra vivienda.
Cada tumba, ya tierra o alabastro, contendrá el mismo estéril, triste rastro de cuanto pereció tras corta vida,
exaltación, contactos, esperanzas … Nueva bifurcación, u otras andanzas no llevarán a la ocasión perdida.
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