Venus
En la tranquila noche
mis nostalgias amargas, sufría.
En busca de quietud
bajé al fresco y callado jardín.
En el obscuro cielo
Venus bella temblando lucía,
como incrustado en ébano
un dorado y divino jazmín.
A mi alma enamorada,
una reina oriental parecía,
que esperaba a su amante
bajo el techo de su camarín,
o que, llevada en hombros,
la profunda extensión recorría,
triunfante y luminosa,
recostada sobre un palanquín.
"¡Oh, reina rubia! díjele,
mi alma quiere dejar su crisálida
y volar hacia a ti,
y tus labios de fuego besar;
y flotar en el nimbo que derrama
en tu frente luz pálida,
y en siderales éxtasis
no dejarte un momento de amar".
El aire de la noche
refrescaba la atmósfera cálida.
Venus, desde el abismo,
me miraba con triste mirar.
(Rubén Darío)
Cien sonetos de amor (Noche)
SONETO LXXXVIII
El mes de Marzo vuelve con su luz escondida
y se deslizan peces inmensos por el cielo,
vago vapor terrestre progresa sigiloso,
una por una caen al silencio las cosas.
Por suerte en esta crisis de atmósfera errabunda
reuniste las vidas del mar con las del fuego,
el movimiento gris de la nave de invierno,
la forma que el amor imprimió a la guitarra.
Oh amor, rosa mojada por sirenas y espumas,
fuego que baila y sube la invisible escalera
y despierta en el túnel del insomnio a la sangre
para que se consuman las olas en el cielo,
olvide el mar sus bienes y leones
y caiga el mundo adentro de las redes oscuras.
Pablo Neruda, 1959
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