“ Los discípulos de un rabino, famoso por ser erudito y fino, le pregutaron por qué acostumbraba a esclarecer la Verdad contando una historia.
Él respondió: – Todo esto puedo explicarlo contando una parábola sobre la propia Parábola.
“Un día, la Verdad andaba visitando a los hombres sin ropa y sin adornos, tan desnuda como su nombre.
Y todos los que la veían, le daban la espalda, de miedo o de vergüenza y nadie le daba la bienvenida.
Así la Verdad recorría los confines de la Tierra, despreciada y apartada.
Una tarde, muy desconsolada y triste, la Verdad encontró la Parábola, que paseaba alegremente, con una ropa muy bella y colorida.
- ¿Verdad, por qué estás tan abatida? - Le preguntó la Parábola.
- Porque soy tan vieja y fea que los hombres me evitan -replicó la Verdad.
- ¡Qué disparate! -Dijo la Parábola, riendo. No es por eso que los hombres te evitan. Toma, ponte una de mis ropas y fíjate lo que pasa …
Entonces, la Verdad se puso una de las lindas prendas de la Parábola.
¡ Y, de repente, en todos los lugares por donde pasaba, era bienvenida !
El rabino sonrió y concluyó:
- Pues la verdad es que a los hombres no les gusta encarar a la Verdad desnuda … Ellos prefieren disfrazarla.”
Y ... de la famosa Fábula metafórica de Esopo (escritor griego de la antigüedad)
... Nació esta poesía muy graciosa
La zorra y las uvas
de Félix María Samaniego
Es voz común que a más del mediodía,
en ayunas la zorra iba cazando;
halla una parra; quédase mirando
de la alta vid el fruto que pendía.
Causábale mil ansias y congojas
no alcanzar a las uvas con la garra,
al mostrar a sus dientes la alta parra
negros racimos entre verdes hojas.
Miró, saltó y anduvo en probaturas;
pero vio el imposible ya de fijo.
Entonces fue cuando la zorra dijo:
--No las quiero comer. No están maduras.