Hay que estar ebrio siempre. Todo reside en eso: ésta es la única cuestión.
Para no sentir el horrible peso del Tiempo que nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la tierra,
hay que embriagarse sin descanso.
Pero, ¿De qué? De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca.
Pero embriáguense.Y si a veces, sobre las gradas de un palacio, sobre la verde hierba de una zanja,
en la soledad huraña de su cuarto, la ebriedad ya atenuada
o desaparecida ustedes se despiertan pregunten al viento, a la ola, a la estrella,
al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime,
a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, pregúntenle qué hora es;
y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, contestarán:
“ ¡ Es hora de embriagarse ! "
Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo, ¡ Embriáguense, embriáguense sin cesar !
De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca.
Charles Baudelaire