Selección de los lectores
Mirando atrás
He de morir mirando sobre el hombro,
de cara a mis mejores realidades;
nunca el futuro me ha causado asombro
con su enjambre de posibilidades:
Un quizás, un enigma en claroscuro,
más que respuestas, una interrogante,
océano inseguro que a tierra ignota lleva al navegante.
Ni me ha sobrecogido la existencia
aparente de ese soplo nacido y evadido,
que llamamos presente.
Miro hacia atrás y a mí mismo
me veo, como soy, como fui,
como me ha visto la multitud
con la que me codeo,
los amigos con quienes coexisto.
Y más lejos aún,
generaciones auténticas, tangibles,
con sus triunfos y sus contradicciones,
sus derrotas y sueños imposibles.
Gentes de carne y hueso, como yo,
de pasión enarnecidas,
capaces de matarse por un beso,
o curarse uno al otro las heridas.
No soy sino eslabón en la cadena forjada
con el hierro de la historia,
eslabón que chirría o que resuena
con voz de duelo o cántico de euforia.
Pude haber sido todo en el pasado,
con las huestes de Atila, sanguinario,
en el Renacimiento, refinado,
o místico en el claustro, y visionario.
Tal vez esclavo en la revolución
de Espartaco en inútil rebeldía,
o en las serenas aulas de Platón
disertando sobre filosofía.
O traficante de armas, equipando
al débil como al fuerte,
indiferente a un bando u otro bando,
señor de mercaderes de la muerte.
Pude haber sido trovador, amante,
siervo, mendigo, explorador, artista,
o pistolero abjecto e ignorante
pintado de color nacionalista.
De todos ellos heredero soy,
de unos con honra, de otros con afrenta,
de su sangre y sus huesos hecho estoy,
su colectividad me representa.
Auténticas, genuinas realidades
que tuvieron y tienen existencia,
por eso miro atrás, a sus verdades,
no a un porvenir envuelto en apariencia.
Y moriré con la mirada ardiente
hacia el pasado cierto,
y vivo estaré en él,
aunque la gente me considere muerto.
Enterradme en un campo de violetas
bajo la hierba verde,
donde me han precedido otros poetas,
y como a ellos tal vez se me recuerde.
Francisco Álvarez Hidalgo
Los Angeles, 24 de julio de 2000