“ EL JUEGO DE LOS DIOSES “
( A orillas del río
Piedra me senté y lloré -
Fragmento -
)
PAULO COELHO
Los dioses juegan a
los dados, y no preguntan si queremos participar en el juego.
No quieren saber si has dejado a un hombre, una casa, un trabajo, una carrera, un sueño.
Los dioses no se fijan en el hecho de
que tienes una vida en la que cada cosa está en su
sitio,
y cada deseo
puede ser alcanzado con trabajo y
perseverancia.
Los dioses no tienen en cuenta
nuestros planes y nuestras esperanzas;
en algún lugar del universo, juegan a
los dados, y por accidente resultas escogido.
A partir de ese momento ganar
o perder es solo cuestión de
oportunidad.
Los dioses juegan a los dados,
y liberan el amor de su jaula.
Esa fuerza que puede crear
o destruir,
según la dirección que este
soplando el viento
en el momento en que sale de su prisión;
pero los vientos son tan
caprichosos como los
dioses.
El amor puede
conducirnos al infierno o en
paraíso,
de todos modos
siempre nos lleva en algún lugar.
Es necesario
aceptarlo, porque ello es lo que alimenta nuestra
existencia.
Si no lo
aceptamos, incluso nos moriremos de hambre
viendo las ramas
del árbol de la vida cargado de frutas :
no tendremos el
ánimo de tender la mano y de
cogerlos.
Es necesario
buscarar el amor allá dónde se encuentra,
aunque eso
pudiera significar oras,días, semanas de desilusión y
tristeza.
Porque en el
momento en que sdalimos en busca del
amor,
también el amor
se mueve para venir a nuestro encuentro.
Y nos salva.
y en el amor no existen
reglas.
Podemos intentar
seguir manuales, de controlar el corazón,
de tener una
estrategia de conducta.
Pero son todas
cosas insignificantes.
Decide el
corazón.Y cuando decide es lo que
cuenta.
“ Il gioco degli dei ” di
Paulo Coelho
Gli dei lanciano i dadi, ma non domandano se vogliamo
partecipare al gioco. Non vogliono sapere se hai lasciato un uomo, una casa,
un lavoro, una carriera, un sogno. Gli dei non badano al fatto che tu vuoi
avere una vita in cui ogni cosa sia al proprio posto, in cui ogni desiderio
si possa esaudire con il lavoro e la pertinacia. Gli dei non tengono conto
dei nostri piani e delle nostre speranze. In qualche luogo dell’universo,
loro lanciano i dadi e, casualmente, vieni scelto tu.
Da quel momento in poi, vincere o perdere è solo questione
di opportunità. Gli dei lanciano i dadi e liberano l’amore dalla sua
gabbia. Questa forza può creare o distruggere, a seconda della direzione in
cui soffiava il vento nel momento in cui si è liberata dalla prigione. ma i
venti sono tanto capricciosi quanto gli dei.
L’amore può condurci
all’inferno o in paradiso, comunque ci porta sempre in qualche luogo. É
necessario accettarlo, perchè esso è ciò che alimenta la nostra
esistenza. Se non lo accettiamo, moriremo di fame pur vedendo i rami
dell’albero della vita carichi di frutti: non avremo il coraggio di tendere
la mano e di coglierli.
É necessario ricercare l’amore
lá dove si trova, anche se ciò potrebbe significare ore, giorni, settimane di
delusione e di tristezza. Perchè nel momento in cui partiamo in cerca
dell’amore, anche l’amore muove per venirci incontro. E ci salva. E
nell’amore non esistono regole. Possiamo tentare di seguire dei manuali, di
controllare il cuore, di avere una strategia di comportamento. Ma sono tutte
cose insignificanti. Decide il cuore. E quando decide è ciò che
conta.
|