Para muchas civilizaciones, principalmente las situadas en Egipto, Grecia, China, incluso en algunos lugares de América, el huevo representaba fertilidad y vida. Cada vez que terminaba una dura época, se intercambiaban luego de que fueran decorados. Una gran instancia era luego del largo invierno (la llegada de la primavera) —todo lo anterior en el hemisferio norte—.
En pocas palabras, el huevo implícitamente se regalaba para recordar la llegada de fertilidad, vida y nacimiento.
Con el auge del cristianismo, el huevo encontró una fecha ideal para ser regalado: Pascua de resurrección, esto porque la iglesia había prohibido comer huevos durante la cuaresma, entonces la gente durante aquellos días los pintaban y los guardaban para luego ser consumidos en pascua de resurrección.
Como era de esperar, aquella costumbre europea fue introducida a America luego que llegaron los misioneros.
Muchos se preguntan porqué en lugar de huevo de pascua también surge el “conejo”
Desde antes de Cristo, el conejo era un símbolo de la fertilidad asociado con la diosa fenicia Astarté, a quien además estaba dedicado el mes de abril. En alusión a esa diosa, en algunos países a la festividad de pascua se la denomina “Easter”. The Westminster Dictionary of the Bible (El diccionario Westminster de la Biblia) recoge que Easter era «originalmente la festividad de la primavera para honrar a la diosa teutónica de la luz y de la primavera, a quien se conocía en anglosajón como Easter»”
Con el paso del tiempo no faltó el visionario que quiso otorgar a los huevos de pascua una función comercial y es por eso que se inventaron los huevos de chocolate y los conejos de chocolate, ya que venian decorados y despertarían el interés de los niños.
A tal punto a llegado la exitosa adopción de los huevos de chocolate por parte del público.
Se llegó a suponer que sin gallina no hay huevos y apareció la “gallinita” como símbolo de generación de vida y así distintos modelos y tamaños para el deleite de todos.