Indudablemente, mujer carne viva...
Solo soy así, soy de esa astilla,
soy tiempos de sol, y tiempos de lluvia,
a veces soy llanto, a veces soy risa,
días de nostalgia, y otros de alegría,
pero eterna soy, pasión desmedida,
siempre a flor de piel, piel en carne viva.
Quizá no entendible para todo aquel,
que sabe querer solo en la alegría,
para el que prefiere, dama de mentira,
para el que no entiende que una mujer,
en su esencia frágil se torna en llovizna,
y al siguiente día, en arcoíris que brilla.
Soy caudal perenne, de ternura infinita,
dispuesta a entregarme en la inmensidad,
de ese potencial que me da la vida,
soy toda esa fuerza brutal y bendita,
que me lleva siempre, a no claudicar,
ante los tropiezos, ante las caídas-
Soy montón de sueños, que me hacen vagar,
en el unicornio rosa de mis fantasías,
en el que me voy cuando no hay ternura,
que seque la lluvia de entre mis pupilas,
cuando no hay amor que rescate mi alma,
de entre las espinas.
Soy sensualidad que viste mi piel,
sin que yo la llame, sin que yo la pida,
porque la transpira en naturalidad mi esencia de vida;
soy manos muy cálidas de tantas caricias,
que saben volverse calor sin medida,
soy el beso dulce en el que se vibra,
y labios que saben saciar el furor,
haciendo a mi amado perderse en la dicha.
Soy tantas cosas!,
que suerte bendita!, de ser la que soy,
de reír y llorar, de ser y sentir,
en la libertad de mis utopías,
¡que estrella la mía!,
de ser mujer corazón y piel encendida,
al soplo divino de amor y de vida.
¡Bendita la suerte!, que me hizo mujer,
a veces con lágrimas, a veces con risas,
a veces ternura, a veces pasión desmedida,
pero siempre, indudablemente mujer carne viva.