Ayer fue su día y bien vale la pena el origen de su nombre tal vez para valorarla un poco más.
Bandera deriva de banda, en su acepción de ‘grupo armado de personas’. Se denominó así a estas tropas combatientes porque, para distinguirse de los enemigos y reconocerse entre sus propios miembros, acostumbraban a llevar fajas o cintas identificativas, las llamadas bandas, del latín bandum, voz tomada del gótico bandwō, que significa ‘signo’ (también el vocablo bando, con el significado de ‘facción’ o ‘partido’, hunde sus raíces en este término). Más adelante, cuando estas señales distintivas se colocaron en puntos más visibles, como la punta de las lanzas, y adoptaron distintos tamaños y formatos, pasaron a llamarse banderas.
Y debido precisamente a que estas suelen lucir siempre en puestos preferentes, surgió la expresión ser algo de bandera, es decir, ser extraordinario o excelente; o el dicho dejar alta la bandera, en el sentido de tener éxito en alguna empresa, que procede del mundo militar, donde el que sale vencedor en un conflicto la ubica en un lugar bien destacado.