DE DONDE VIENE LA EXPRESIÓN :
"A QUIEN LE QUEPA EL SAYO QUE SE LO PONGA"
“A quien le quepa el sayo, que se lo ponga” dice un viejo proverbio surgido de lo popular. La expresión refiere a que, si alguien se siente aludido en algo, no debe tratar de culpar a nadie sino que, antes debe ubicar en su propia persona esas culpas.
Se llama sayo a las túnicas holgadas, poco ceñidas o sin ceñir así como cierto tipo de casaca basta, larga y con botones que solían llevar los aldeanos. La palabra sayo se ha utilizado también como sinónimo de vestido.
Como no había distintos talles como la ropa actual. Al que podía ponérselo bienvenido
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