El día que el Rio de la Plata desapareció.
En Mayo del año 1792 un fenómeno meteorológico y extraño azotó las tierras porteñas de Buenos Aires, pertenecientes en aquél momento al Virreynato del Rio de la Plata.
Los habitantes de aquél entonces fueron golpeados por un intenso temporal conocido como el Pampero que pego fuerte en toda la región.
Tuvo tal magnitud que el viento provocó que los trabajadores ambulantes no pudieran estar ni siquiera en la calle y absolutamente todos tuvieron que resguardarse en sus casas.
El Pampero es un viento de características muy violentas, con muchas ráfagas repentinas y puede ser frio o seco dependiendo la epoca del año.
Los habitantes al otro día del suceso se toparon con un día magnifico, totalmente despejado, pero había algo que no era comun, que no estaba en su lugar y era el mismísimo rio de la Plata había desaparecido por completo.
Esta rareza fue motivo para que se acercarán funcionarios a despertar al Virrey Arredondo que dormía en el fuerte (lo que hoy es casa de Gobierno), luego fueron a la casa del Alcalde Franciso Buendia quien al no creer semejante noticia tomo su caballo y cabalgo hasta la orilla del rio, y comprobando esta rareza climática inmediatamente se dirigio al Cabildo para convocar una reunión urgente de todos los capitulares.
La reunión tomo la decisión de enviar a 2 de sus funcionarios por el cauce del rio, estos eran Tomas de Balenzategui y Francisco Herrera, tomaron sus caballos y galoparon hacia el sur llegando a las costas de Quilmes y al no ver señales del rio, tomaron la decisión de cabalgar por el lecho del rio desaparecido hacia las costas de la Banda Oriental (hoy Uruguay).
Cabalgaron en dirección nor-este por la inmensidad del lecho del rio desaparecido hasta que comenzaron a divisar las costas de Colonia de Sacramento (Costa Uruguaya).
De repente los jinetes se toparon con una fugaz y violenta corriente de agua que los intimidó, y al mirar nuevamente pudieron divisar a un Caballo intentando cruzar esta corriente que cada vez venía con mas y mas fuerza, notaron que arriba de éste un paisano se aferraba con fuerza al animal.
Por esta situación los 2 jinetes más el jinete que venía de las costas de Uruguay decidieron emprender galope y regresar a las costaa de Quilmes.
A medida que retrocedían veían como el agua de repente iba reclamando su lugar y cada vez mas y mas el caudal iba tomando fuerza.
El agua ya iba tapando sus botas pero con mucha valentía y esmero pudieron llegar a las costas de Quilmes con sus caballos exhaustos y atemorizados.
Finalmente retornaron al Cabildo y Buendia, suspendió la reunión que se llevaba a cabo, ya que el agua finalmente pudo volver a su lugar.
Imagen a modo ilustrativo
Texto: Prof. Damián Ríos.