Uno a veces regresa a los lugares,
regresa con silencios,
con toda la piel.
La misma silla,
algo más gastada
en su inequívoco lugar,
pero ocupada por fantasmas
Envejecimos
envejecieron los versos.
Nuestros discursos celebraron
mayoría de edad.
A uno se le rompe algún pedazo
preguntandose cuándo fue
que nos marchamos despacio:
sin querer hacer ruido ni llanto.