Las coloridas casas del Caminito, antiguo pasaje ferroviario en el corazón de La Boca, están construidas principalmente en madera y chapa, y hoy albergan varias tiendas para turistas. Basta con un esfuerzo de imaginación para retroceder en el tiempo y visualizar a los inmigrantes, a menudo italianos, que vivían allí, durmiendo en habitaciones superpobladas y utilizando inodoros ineficaces, pagando la mayor parte de su magro salario para poder permitirse unas horas de sueño en un conventillo, expuestos a frecuentes inundaciones debido a su proximidad al río, y a fácil propagación de enfermedades, como durante la epidemia de fiebre amarilla de 1871.
Los colores vivos de las paredes de los conventillos son muy desiguales, pues fueron pintados por los propios inquilinos en un intento de dar vivacidad.
Al no poder permitirse ningún tipo de pintura, los trabajadores utilizaron la pintura sobrante de la pintura de los barcos en el puerto adyacente: como había pocas cantidades del mismo color, las casas eran tan coloridas como las vemos hoy.
Sigue