Es muy cierto,pero a mí personalmente siempre pienso que me cuesta mucho.

Aunque a juzgar luego por la vida, por la experiencia, terminas dándote cuenta  de que aunque todos parecen estar de acuerdo en la bondad del perdón ( faltaría más!) y sin duda nos vemos como practicadores del mismo,

la verdad es que tan solo a unos muy pquitos de “los nuestros” y en muy contadas ocasiones les hacemos "favor"de perdonar, pues en más de las veces tal vez es que nos “conviene “ más estar "a buenas".

 

Así que, cuidemos de veras el contenido de este escrito, perdonar implica ser consciente de QUÉ en concreto tenemos que perdonar y no comparto la opinión de muchos de que es mejor no hablarlo siquiera. 

 Si estamos dispuestos a perdonar, no hay que tener miedo a afrontar la situación concreta, es posible que incluso las disculpas deban ser mútuas.

Porque hacerlo  con toda conciencia es francamente difícil, es que yo confieso que me cuesta.

 

TalVez   

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No hay necesidad de apagar la luz del prójimo para que la nuestra brille” (BARUCH).