Los pañales y los políticos
José Salguero Duarte Jueves 27 enero 2011
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Los pañales muchas veces huelen que apestan. Y hasta pueden perjudicar seriamente la salud de las personas que los lleven puestos. Porque cabe la posibilidad que provoquen escoceduras, irritaciones, dermatitis, yagas, ampollas, úlceras y otras clases de enfermedades, principalmente en las partes nobles y menos nobles del cuerpo.
La eficacia en el uso del pañal, depende también si el tamaño y los ajustes que se hagan, acordes con las personas que lo han de portar son las correctas y apropiadas. Ya que de ser pequeños o por el contrario grandes, pueden originar que su eficacia sea adversa, errónea y hasta contraproducente.
Esas circunstancias suelen atacar especialmente las zonas que abarca, debido entre otras causas por el rozamiento, por la humedad provocada por la orina y las heces, y por la falta de una conveniente aireación.
Creo y entiendo por un razonamiento lógico, que si el pañal reúne todos los requisitos necesarios de buena fabricación. Para evitar en lo posible las adversidades expuestas con anterioridad. La mejor medida que hay que adoptar para que eso no ocurra, es cambiar los pañales con bastante frecuencia, sin olvidarnos de limpiar con agua tibia, secar bien la zona afectada y, posteriormente poner pomada adecuada para fortalecer e hidratar la piel.
Llegado hasta aquí, estimado lector, usted se preguntará ¿Qué relación pueden tener los pañales y los políticos? La contestación por mi parte es de cajón, porque si los pañales hay que cambiarlos con bastante frecuencia, a los políticos muchas veces más para que no apesten.
Ya que, algunos o muchos de ellos, de tanto tiempo que llevan en la política, se embrutecen y hasta hieden que echan para atrás, siendo perjudiciales para la salud democrática.
Lamentablemente para la población, determinados políticos se han aferrado a sus cargos casi de forma vitalicia. Cuando lo más conveniente es la regeneración y la alternancia política. Porque el tufo que percibo de algunos de ellos es propio de cloacas, al ser el olor de personas que carecen de higiene política. Ya que posiblemente están encuadrados en la definición que hizo Lord Acton sobre el poder: "El poder tiende a corromperse y el poder absoluto tiende a corromperse absolutamente".
El diccionario de la Legua Española dice sobre lo que significa la palabra regeneración: "Acción y efecto de regenerar y, en Biología la reconstrucción que hace un organismo vivo por sí mismo de sus partes perdidas o dañadas". Y regenerar significa entre otras cosas: "Hacer que alguien abandone una conducta y unos hábitos reprochables".
Creo, que por lo mucho y malo que se lee en prensa y se oye en los medios radiofónicos y televisivos sobre las formaciones políticas un día sí y el otro también. Es evidente que hay mucho que regenerar en la política.
Porque, ¡qué ejemplo puede dar de salud democrática!, el desfile que con bastante frecuencia realizan determinados políticos por los tribunales de justicias, para ser juzgados por haber cometido presuntos delitos, especialmente relativos al enriquecimiento ilícito en tramas ladrilleras y especulativas, cohecho, prevaricación, malversación de fondos públicos, tráfico de influencias etc. etc.
¡Qué ejemplo pueden dar a la población esas formaciones políticas!, cuando en sus campañas electorales prometen a los votantes muchísimas cosas. Y sin embargo, cuando alcanzan el poder no tratan a la ciudadanía como debieran, al considerarse ya algunos cargos electos por encima del mal y del bien.
Por lo tanto, soy de la opinión, que al político respetable se le respeta y a los otros se les combate. Y la mejor herramienta que tenemos los ciudadanos contra esas extralimitaciones y abusos de poder, son las urnas.
Y, en las elecciones municipales y autonómicas de mayo próximo, se nos presenta la ocasión para ponerle vallas a tantos despropósitos, mentiras, engaños y promesas incumplidas. De lo contrario, será más de lo mismo en su respectiva ciudad y comunidad...
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