El amor que yo te doy, tiene la distancia de venir andando, suma los caminos de mis pies cansados, resta descuentos y esperanzas truncas, se despoja de caricias que dejaron marcas y con mirada limpia, sin mirar atrás, busca tu cariño.
El amor que yo te doy, es de adulto que parece niño, es de poeta de palabras mínimas. Pretende venir del espacio y de otros confines, pero es bueno muy simple y sencillo y tan solo pretende entregarte verdad.
El amor que yo te doy, tiene la presencia de mi cuerpo entero, te entrega las caricias que han aprendido mis manos y te trae besos guardados por tiempo para tus labios. También trae el arrullo de palabras dulces y un torrente de estrofas repletas de amor.
El amor que yo te doy, puede ser el último que entregue mi corazón gastado, quizás es el prólogo del final de mi novela y puede ser el acto culmine de la comedia de mi vida, que ha encontrado en el teatro de la historia el final y la heroína que siempre busqué para la trama.