Morir de amor… es sentir el corazón herido,
escapadas aquellas horas de alegrías
perdidas en la inquietud de una agonía
cuajada de llantos y gemidos.
Morir de amor… es no escuchar a los ruiseñores
que a mi lado pasan desplegando sus alas
y felices van cantando sobre las fuentes y las flores.
Morir de amor… es no sentir el viento soplar
constante en loco desvarío
navegar sobre espumas de lamentos.
Morir de amor… es una ola de deseos
que crece en mi pecho día a día
desgarrando con fuerza el alma mía
si pasa un día y otro… y no le veo.
Morir de amor… por un suspiro, un aliento;
por una suave y rápida caricia
y así feliz dormir en la delicia
de esos momentos buscados con anhelos.
Morir de amor… ¿que no es posible?
¿ Que no se muere de amor ?
¡ Que ligereza pensar así !
¡ Cuanta tristeza creer que amar es algo discernible !