En mi corazón, a penas hay, a estas alturas, espacio y tiempo para reivindicaciones ni de un lado ni de otro. Sigo viviendo y reviviéndome mas de las conmemoraciones,de los titulares de la prensa diaria o debates políticos.
Como Neruda, confieso que he vivido. He vivido una vida que no siempre elegí pero que siempre he procurado ser leal y fiel.
Como el ciprés de Silos, todavía estoy aquí, respirando, dando sombra y cobijo a los pájaros que anidan en mis ramas.
Setenta y seis años dan para mucho pero ahora parece que el tiempo se ha detenido a mis 25 años. Soy un imperativo cateórico. Sobrevivo, pero sobre todo he empezado a vivir de nuevo.
Vivo una nueva ilusión, una nueva vida. Mientras llega el cumplimiento de mi vida, pienso, escribo y sobre todo vivo un gran amor como corresponde a un joven que ahora ha vuelto a vivir. EL JOVEN ETERNO QUE YO SOY.
Gracias, Señor por haber puesto en mi camino a una gran mujer que me ha hecho revivir con su amor.
CEFE