...o de un nuevo grupo de pertenencia,
...de un nuevo lugar donde vivir,
...de un nuevo amigo,
...o de una nueva pareja.
Nada puede ser realmente nuevo si uno lo vive desde viejas actitudes.
Por eso te deseo y nos deseamos...
Que no se nos vaya nuestro tiempo de vida en asuntos que realmente no valgan la pena.
Nadie vino a este mundo
… a encerrarse en un lugar seguro
… a lograr la aprobación de los demás,
… a “matar el tiempo”.
El tiempo es algo precioso:
un recurso no renovable.
Que miremos hacia atrás sólo para cerrar los asuntos pendientes.
Es el único modo en que el pasado puede realmente pasar:
... decir lo largamente callado,
... hacerse cargo de los errores
… y pedir disculpas,
… y reconocer lo recibido
… y dar las gracias,
… comprender lo no comprendido,
… dejar ir lo que ya no es.
Cerrar lo inconcluso es comenzar a hacer espacio para lo Nuevo.
Que sepamos pedir ayuda cuando la necesitemos, para volver a pararnos sobre nuestros propios pies.
Dejarse ayudar es un buen antídoto para la omnipotencia o la necedad.
Que sepamos ayudar a quien lo necesite...
… sin perdernos en el otro,
… sin invadir ni manipular,
… sin generar dependencia, ni apegos innecesarios...
… sin forcejear para que nadie cambie lo que no está dispuesto a cambiar.
Ayudar requiere el ejercicio de una solidaridad inteligente, consciente de sus trampas y de sus límites.
Que permanezcamos abiertos a encontrar verdaderos compañer@s de Camino, afines a nuestra más íntima Esencia.