Cuando reconocemos la inutilidad de tratar de forzarnos en una clase de vida que creemos es la ideal, empezamos a entender que todo ese sentimiento de sufrimiento ha sido creado por nosotros mismos.
Lo que alguna vez mal interpretamos como responsabilidad con nuestro futuro, ahora se muestra como una forma inconsciente de castigo en el presente.
Esto no significa que no deberíamos tomar las medidas necesarias para lograr nuestro bienestar y el de los demás.
Significa que debemos dejar de sentirnos responsables por el futuro
pero al mismo tiempo debemos estar conscientes de su llegada.
Debemos reconocer que de ninguna manera nuestro sentimiento de dolor puede influenciar positivamente cualquier acontecimiento por suceder, es así que debemos deshacernos de esa preocupación.
Guy Finley, Ellen Dickstein,
El enemigo intimo
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