El poema de Robert Frost, Hyla Brook, habla de un arroyo viejo y seco. Todos los que han crecido en su entorno recuerdan sus buenos tiempos, cuando era caudaloso, vibrante y cantarín y, aunque ya no funciona, aún le consideran un gran arroyo.
Este no es otro que el camino del corazón. No abandonamos a los que queremos porque se hagan viejos, enfermen o tengan un mal momento; por el contrario, nos siguen pareciendo hermosos y seguimos amando el alma y la luz interior que nos cautivó la primera vez.
¿Qué es lo que encuentras hermoso en una persona?
¿Por qué?
¿Hay alguien en tu vida que te quiera tal como eres y en cualquier situación?
Si es así, dale inmediatamente las gracias y siente cómo te llega y te caliente el corazón su amor.
Siente también cómo tú mismo eres capaz de generar ese amor incondicional hacia alguien que trates hoy.
Meditación de los ángeles: Me amo y amo a los demás no por lo que hacemos, sino por lo que somos
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