Observar las emociones son la forma mas real de vernos como somos, sin la mascara que nos ponemos para salir en nuestra defensa cuando nos vemos contra la espada y la pared y no nos queda otra que ser honestos con nosotros mismos, porque quizás podremos engañar a los demás, pero no podemos engañar a nuestro corazón sobre lo que sentimos.
Lo único que tenemos que hacer es permitirnos sentirlas y no ocultarlas para enfrentarlas. Si somos más abiertos a nuestras emociones y nuestra vulnerabilidad, estamos también abiertos a integrar todas las partes de nosotros mismo.
Pero nos enseñaron de pequeños que no es bueno "mostrar tus debilidades.... porque te haran daño".
Que no es bueno "ser vulnerable..... Porque vas a sufrir".
Tampoco es políticamente correcto sentir ira, enfado, rabia, celos......
Y así vamos enmascarando, negando y reprimiendo emociones etiquetadas de "negativas" y pretendemos ser perfectos, o al menos políticamente correctos.
Y en nuestra sombra, esas emociones van cobrando fuerza y se vuelven peligrosas y destructivas.... sobre todo para nosotros mismos. No se trata de actuar "emocionalmente", sino de reconocer lo que realmente sentimos... y para eso es muy útil las relaciones.
Tanto en nuestro circulo familiar como en todos los círculos en los que nos movemos. Utilizar las relaciones para saber de uno mismo es tan efectivo como practicar el silencio o la meditación.
Somos espejitos los unos de los otros, y el verdadero reto es vernos reflejados en el de enfrente y atender a las emociones que surgen ahí.
Y que me disculpen los ermitaños.....
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