Como violín tocado por el tiempo,
esta noche de brumas y de silencio muerto,
me he sentado a cantarle, a mi triste recuerdo.
Efímero, inconstante es el amor, el sueño…
palabras, vanidades, mentiras que en momentos/
son verdades que alegran con sonrisas el cielo.
Tan corto como el vuelo de un ave en el desierto,
así expiró profundo, el cariño que pienso.
En noches como esta, no estuvo entre mis brazos…
¡Cuanto hubiera anhelado sus labios de rocío,
sus manos, sus caricias, sus te quiero de brisa…!
¡Cuanto no hubiese dado por quedarme en su alma,
mas éste sufrimiento, con su dolor me mata!
Abrevado este espacio cual narra mi silencio,
lágrimas se deslizan meditando mis versos,
se moja la ternura, aquellos besos tiernos…
que en aire me mandaba, ahora son recuerdo.
Como podré olvidar, lo que ella ni piensa,
tan corto fue su amor y tan largo mi olvido…
pues borró de su mente, mi alma y mis latidos/
la reemplazó por otra, y en su pecho palpita un nuevo corazón.
Amor de varias noches, amor de unos poemas,
amor, que breve fuiste/ ahora eres pena,
pero sabré borrarte con tinta de mis ojos,
aunque otros me lean y vean mi tristeza,
aunque tú al leerme… por mi ya nada sientas.
Pablo Neruda