Cada uno de mis pasos, cada gota de tus ojos,
cada pulso de mi dueño, me acercan a tu rostro.
Habita los lugares que visito en mi sueño,
permanece en los rincones
invisibles para el tiempo.
Y si comienzo a olvidarte,
y no recuerdo tu voz,
y el tiempo te busca donde nunca buscó...
Si mis pasos no oigo y se secan mis ojos,
y este pulso incansable cesa de pronto...
Si junto a la llave
las ilusiones se pierden;
no se esfuma tu rostro,
es mi alma que muere.
|