¡Verdes jardinillos, claras plazoletas, fuente verdinosa donde el agua sueña, donde el agua muda resbala en la piedra!...
Las hojas de un verde mustio, casi negras, de la acacia, el viento de septiembre besa, y se lleva algunas amarillas, secas, jugando, entre el polvo blanco de la tierra.
Linda doncellita, que el cántaro llenas de agua transparente, tú, al verme, no llevas a los negros bucles de tu cabellera, distraídamente, la mano morena, ni, luego, en el limpio cristal te contemplas...
Tú miras al aire de la tarde bella, mientras de agua clara el cántaro llenas.
Antonio Machado - Poemario
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