A veces… Podría decir, “a veces pienso en ti” Podría decir, “casi siempre te recuerdo” Podría mentirte para halagar tu ego de mujer Y podría decirte sin ambages que sólo a ti te quiero.
Podría decir y hacer muchas cosas para tenerte contenta y obtener de ti lo que deseo. Podría hacer añicos los paradigmas del amor y luchar contra la corriente sólo por uno de tus besos.
Pero no voy a hacer ni a decir nada que vaya contra la lógica y la razón, aunque este sentimiento que me anima y que en mi corazón se anida, se consuma lentamente en el calor de su propia pasión.
Creo que nada es para siempre; Pienso que todo es perecedero, y supongo que la dinámica de la vida todo lo cambia y cada quien hace su traje a su medida.
Por eso también pienso que mientras te ame seguiré escribiendo para ti mis reflexiones, aunque muchas de ellas, casi todas sean banales, pueriles o como estribillo de canciones.
Dicen que todo se desgasta, incluyendo las palabras. Se desgastan por uso indiscriminado, se desgastan por el abuso que de ellas se hace; y éstas, a querer y no, llega perder su auténtico valor, su verdadero y denotativo significado.
No obstante afronto el riesgo de parecer necio Y que las dos palabras que más he utilizado en sólo diez meses de mi vida, y que han sido “Te amo”, sean hoy para ti palabras vanas, en el entramado de la alocución febril de un amante enamorado.
Más nunca dudes que lo más importante es que son palabras sinceras que nacen de mi alma, porque hoy por hoy mi mundo eres tú, y todo lo que escribo lo hago pensando en ti.
Tal vez mañana, el Sol o la luna, las nubes o la lluvia traigan para mí una musa nueva que modifique mi sentir. O quizás, mi musa: tú agotes con tu desdén la fuente de mis deseos, de mis emociones, de mis pensamientos y reflexiones, y entonces, sólo entonces, para mí no tendrá sentido escribir.
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