EDIFIQUEMOS EN NUESTRO HOGAR PARA LA GLORIA DE EL
"Y la casa que se ha de edificar a Jehova ha de ser magnifica por exelencia, para renombre y honra en todas las tierras" 1 Cronicas 22:5
Te quiero llevar a reflexionar algo que a mi me ha quebrantado en varias ocasiones en los problemas cotidianos del hogar y como esposa. ¿Verdad que cuantas veces nuestros labios declaran con orgullo que somos el Templo del Dios Viviente? ó que en nuestro hogar honramos Su nombre? Y cuantas veces, quizas sin caer en cuenta exacta de nuestras fallas, no cumplimos con lo que este mandamiento proclama.
Miremos en el contexto de este versiculo. Cuando el Rey David era ya casi anciano propuso en su corazón edificar un templo para la gloria de Dios. Dios no le permitió hacerlo, pero le prometió: "Tu hijo Salomón me edificará el templo".
Lo que sobresale en este versículo es que David no quería hacer las cosas para su Dios a medias. Decidió hacer un templo que debía ser magnífico por excelencia, para renombre, o sea para fama y honra en toda la tierra. Ese templo, puede ser nuestro hogar, nuestro ser mismo, iba ser el reflejo de su Dios, por lo tanto David preparó las mejores cosas y proveyó en abundancia las cosas necesarias para construir el templo.
¡Cuántas veces se nos brinda la oportunidad de hacer algo para la gloria de Dios, qué importante y beneficioso como testimonio de la obra de Dios en nuestras vidas sería entonces imitar a David, saber que lo que hacemos para Dios tiene que ser hecho "magnífico por excelencia", o sea, lo mejor que podemos dentro de nuestras posibilidades y en el lugar en que se nos lo pida. En nuestro trabajo, en la calle, pero tambien y especialmente en nuestra casa, en nuestro hogar.
En una ocasion escuche un comentario de un conyuge que decia ser feliz al llegar a su casa porque alli podia demostrar su verdadera personalidad y hablar como le gustaba, pues la confianza entre él y su conyuge era grande, mientras que a veces se sentía estresado en el trabajo o con relaciones pues tenia que tener cuidado con lo que expresaba. Yo me pregunto: ¿donde queda el oido de Dios en estos casos? que acaso Dios no está en todas partes, lo sabe todo, y lo puede todo?
Y alli quizas fallamos como Sus hijos. Por supuesto, Dios nos ama y todo lo comprende y perdona, pero ...¡que importante es tambien demostrarle a El que todo lo que nosotros hacemos y hablamos lo hacemos para Su renombre y Gloria! en cualquier lugar, pues lo principal es que El está en nosotros y nosotros en El. Y eso no cambia, Ni El se va ni nosotros nos podemos esconder.
Por pequeña que sea la tarea que nos corresponda, por insignificante que nos parezca comparada con la obra gigantesca realizada por Salomón, o con los preparativos de David su padre, lo nuestro, a veces, puede ser muy pequeño. Pero aun en las pequeñas cosas, (como al levantarte y saludar a nuestro conyuge con amor, el servir un desayuno con gozo a nuestros hijos aunque ellos parezcan no valorar lo que haces, o mirar con agrado a nuestro conyuge, aún cuando él este leyendo el periódico y no nos preste atencion, en vez de leer La palabra. etc.) se puede ver la grandeza del que lo hace cuando pone lo mejor de sí en la tarea que realiza.
Usted y yo somos llamados a dar testimonio de un Dios Maravilloso, somos llamados a servir un Dios grande y magnífico, somos llamados a confiar en un Dios todopoderoso, somos llamados a proclamar Su bondad y Su amor, Su grandeza y misericordia.
Hagámoslo reconociendo que nuestro Dios es un Dios grande, y sirvámosle en todo lugar y momento con lo mejor de nuestro ser, sin dejar que nuestro entorno nos quite el privilegio de ser llamados Hijos de Dios.