¡Buenos días! Esta es la expresión con que nos saludamos cada mañana y, en verdad, ¡éste es un buen día!. Es el día que el Señor ha creado, me gozaré y alegraré en Él. Dígalo con fe: ¡este es el día del Señor, creado para mi gozo y victoria!
Este día es un nuevo comienzo, un regalo de Dios y puedo hacer con él lo que se me plazca.
Este día no es solo una oportunidad para aprender acerca de la verdad eterna, sino para aplicarla a mi vida.
Este día me brinda la oportunidad de crecer y desarrollarme en cuerpo, alma y espíritu, para ser más como Cristo de lo que pude ser ayer.
Este día ha sido impregnado con el rocío de la mañana y llega a mi fresco y puro, como una página en blanco donde puedo escribir un nuevo párrafo de la historia de mi vida.
¡Me regocijaré porque Dios me da este día para que lo viva a pleno, de la mejor manera posible! y por ello alabare por siempre a Mi Señor!.
Graciela