Cuando dices Ser: ¿estás hablando de Dios?
La palabra DIOS ha sido mal utilizada por personas que nunca han vislumbrado el terreno de lo sagrado, la infinita vastedad a que hace referencia esa palabra.
N i Dios, ni Ser, ni ninguna otra palabra puede definir o explicar la realidad inefable que está detrás de la palabra, por lo que la pregunta relevante es si la palabra empleada ayuda o dificulta la experimentación de Eso hacia lo que apunta. ¿Apunta más allá de sí misma, a esa realidad trascendente, o se presta con demasiada facilidad a no ser más que una idea en tu cabeza en la que creer, un ídolo mental?
La palabra SER tiene la ventaja de ser un concepto abierto. No reduce el infinito invisible a una entidad finita. Es imposible formarse una imagen mental del Ser, y nadie puede pretender su posesión exclusiva. Es tu esencia misma; puedes acceder a ella inmediatamente como el sentimiento de tu propia presencia, la conciencia Yos Soy que es anterior a yo estoy o yo soy aquello. Por eso sólo hay un pequeño paso entre la palabra SER y la experiencia del Ser.
¿Cuál es el mayor obstáculo para experimentar esta realidad?
La identificación con la mente, que hace que el pensamiento se vuelva compulsivo. Ser incapaz de dejar de pensar es una enfermedad terrible, pero no nos damos cuenta de ella porque casi todo el mundo la sufre y se considera algo normal. Este ruido mental incesante te impide encontrar el reino de quietud interior que es insaparable del SER. También crea un falso yo fabricado por la mente, que lanza una sombra de miedo y sufrimiento.
El filósofo Descartes creía haber encontrado la verdad fundamental cuando enunció su famoso aforismo: "Pienso, luego existo". De hecho, expresó el error más básico: equiparar el pensamiento con el Ser, y la identidad con el pensar. El pensador compulsivo, es decir, casi toda la gente, vive en un estado de aparente separación, en un mundo locamente complejo de continuos problemas y conflictos, en un mundo que refleja la galopante fragmentación mental. La iluminación es un estado de totalidad en el que estás "unificado", y por lo tanto, estás en paz. Eres uno con la vida en su aspecto manifestado- el mundo- y también con el yo profundo y la vida no manifestada: eres uno con el Ser. La iluminación es el final del sufrimiento y del conflicto continuo, tanto interno como externo, pero además es el final de la horrible esclavitud que produce el pensamiento incesante ¡Es una liberación increíble!
Eckhart Tolle (adaptación)
(Continuará...)
Les doy, a los que les interesa este tema, un consejo importante: releer nuevamente cada entrega, porque se trata de un tema demasiado complejo y es muy importante llegar a comprenderlo exactamente en su totalidad; si es posible, volver a comenzar desde la primer entrega. Les prometo que cada vez, se hará más interesante.
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