Pon una música que te agrade.
Puedes sentarte o acostarte, como te sea más cómodo.
Inspira profundamente, retén el aire un momento y exhala lentamente.
Hazlo por tres veces.
Aquieta tu respiración y continúa en tu propio ritmo.
Imagínate un haz de luz blanca que que llega desde el cielo y comienza a cubrirte , relajándote y protegiéndote.
Deja que recorra tu cuerpo lentamente, como una ola que te va cubriendo. Te sientes cada vez más y más relajado.
Repite tantas veces como sea necesario hasta que te sientas completamente relajado.
Ahora, vas a visualizarte caminando por un campo muy verde. Árboles, plantas, flores de bonitos colores se encuentran a tu alrededor. Al caminar observas este maravilloso arco iris que te muestra la naturaleza y te vas llenando de armonía y tranquilidad.
Sientes como cada color es a la vez música, sensación, danza, que va armonizando tu cuerpo y tu ser.
Buscas un espacio y te sientas a descansar. Decides observarlos uno a uno. Primero te mezclas con el rojo que te ancla y te da seguridad.
Ahora te conectas con el anaranjado, con su calidez y vitalidad.
El amarillo te lleva por el camino de la sabiduría y de tu propio poder.
El verde hace aflorar tus sentimientos más profundos, el Amor absoluto hacia ti y hacia la humanidad.
El azul te llena de paz y tranquilidad.
El índigo te permite percibir otras realidades, entras en otras dimensiones.
El violeta te conecta con lo más alto, con el Maestro que hay en ti mismo.
Danza con ellos, mézclate en sus infinitos tonos, siéntete un arco iris viviente. Tu cuerpo se llena de energía , sana sus heridas más profundas. Te sientes acunada /o por tanto Amor y lo devuelves al Universo.
Te quedas dando y recibiendo, todo el tiempo que necesites.
Cuando lo decides, vuelve a levantarte, camina despacio de regreso. Conéctate con tu cuerpo físico, mueve los dedos.
Continuará
De la Red