Todo te doy, amor
Lejano atardecer de raíces antiguas,
amapola de amor, desdibujada espuma,
verde fulgor latente de canto anochecido
entre temblores de luna,
tus ojos de gacela iluminados.
Abrazada a maderos, prisionera
ceñida a tu ternura
admiraba la serena pulsación de los juncos
en tus suaves palabras como latidos breves
y entre tus brazos fuertes de ventura
busqué la inmensidad del claustro frutecido
en las estrellas blancas y en el viento
y el salobre regusto del mar que no conoces
amanecido estre caracolas líquidas
insomne, horizontal en el círculo del aire.
Amor, el de la esquina dorada y misteriosa,
te entrego con un himno de alegría
toda mi juventud de lluvia fresca,
mi piel llameante
y esta desprendida estrella
que ya cae entre blancos espirales
desde el eterno cielo que nos guía
y este grito sangrante
que rebasa la garganta y su sonido.
Así, plena de atardeceres siderales
entre los jazmines y el aromo,
entre mi soledad y un concierto de astros
madurado en silencios, en aromas,
en encendido cielo, en luz pura.
Todo te doy, amor:
tómame pronto.
Autora: Malisa Moretti Canedo (de su libro: "Vigilia Alucinada")