'..Si queremos que la belleza del mundo que hemos co-creado sea experimentada por nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos, tenemos que convertirnos en activistas espirituales en este mismo momento, en este mismo lugar, y hacer que ocurra. Debemos elegir estar en el centro mismo de las causas. Por tanto, habla con Dios hoy. Pídele ayuda, consejo, visión interna, fuerza, paz interior, y una profunda sabiduría. Este es el reto que se pone delante de cada persona hoy. Hoy el alma humana se pregunta: ¿Qué puedo hacer para preservar la belleza y la maravilla de nuestro mundo y para contribuir a eliminar la ira y el odio - y las desigualdades que éstos inevitablemente causan - en la parte del mundo que yo toco?.... ...Por favor, contesta esta pregunta hoy mismo, con toda la magnificencia que Tu eres. ¿Qué puedes hacer HOY.... en este mismo momento?. Una enseñanza fundamental en la mayoría de las tradiciones espirituales es: Lo que tú deseas experimentar, ofrécelo a otros. Mira ahora que es lo que te gustaría experimentar en tu propia vida, y en el mundo. Mira entonces si hay alguien para el que tú puedes ser la fuente de ese deseo.Si quieres experimentar la paz, ofrece paz a otro. Si deseas saber que estas seguro, haz que otro sepa que está seguro...
...Si deseas entender las cosas aparentemente incomprensibles, ayuda a otro a comprender mejor.Si deseas sanar tu propia tristeza o ira, busca sanar la tristeza o ira de otro.Esos otros te están esperando ahora. Ellos buscan tu guía, tu ayuda, tu valor, tu fuerza, tu entendimiento, y tu seguridad en esta hora. Pero sobre todo, ellos te buscan por tu amor. Mi religión es muy sencilla. Mi religión es la bondad . ( Dalai Lama . Sakya Monastery of Tibetan Buddhism).... .'
Parte de nuestra sociedad parece solicitar a quienes tienen responsabilidades, entre otros: gobiernos, padres, educadores y medios de comunicación, rescaten los valores humanos de siempre. Son los que promueven la vida en sociedad y dotan de un sentido humano, cívico y solidario a nuestras vidas. Sólo en la medida en que vivamos los valores que queremos trasmitir conseguiremos el objetivo. Porque gobernar es educar , fundamentalmente, comunicar a través del ejemplo, trasmitir actitudes y comportamientos.
Tengamos presente que la escala de valores y creencias de cada persona es la que determina su forma de pensar y su comportamiento. La carencia de un sistema de valores definido y compartido por la mayoría de la población instala al sujeto, especialmente al menos maduro, en la indefinición e indefensión y en un vacío existencial que le deja dependiente de otros y de los criterios de conducta y modas más peregrinos.
Por el contrario, los valores asumidos como cultura, como lo que compartimos con los seres humanos que nos rodean y con todos en general, nos ayudan a saber quiénes somos, a dónde vamos, qué queremos y qué medios o herramientas nos pueden conducir al logro fundamental de nuestra existencia: el bienestar emocional, uno de los elementos esenciales de eso que denominamos calidad de vida.
Estos valores no dependen de los tiempos ni de las coyunturas, porque nada tienen que ver con el sistema económico o político vigente ni con las circunstancias concretas o modas del momento. Son intemporales, de puro humanas y potenciadoras de la sociabilidad y del equilibrio en la relación entre las personas que resultan. Están por encima de las circunstancias, por su sólida vinculación con la dignidad humana.
Y porque promulgan el respeto a las opiniones y necesidades de los demás. Son valores del yo, que no puede desarrollarse si no vive en libertad y en coherencia con unos principios íntimamente relacionados con la responsabilidad de entender que todos somos seres humanos, con nuestra dignidad, nuestras necesidades, nuestros gustos y nuestra propia emotividad. Iguales en nuestra diferencia, en suma.
La Declaración Universal sobre Derechos Humanos de la ONU reconoce al hombre como portador de valores eternos, que siempre han de ser respetados. Estos valores, reconocidos por todos, sientan las bases de un diálogo universal y pueden servirnos de guía: al individuo, para su autorrealización; y a la humanidad, para una convivencia en paz y armonía.
Estamos entonces , en un muy buen momento y punto de partida , para recuperar los valores 'de siempre'. .